Autoridades durante la habilitación. Foto: Gentileza.
En menos de 36 meses, tiempo previsto para la ejecución del proyecto, las labores de la construcción culminaron, así lo destacó el licenciado Ricardo Ruíz Díaz, gerente administrativo de la concesionaria Tape Porã.
La obra contó con una inversión superior a los USD 130 millones y busca asegurar mayor confort, seguridad y agilidad en el tránsito.
El proyecto arrancó en septiembre de 2016, y empleó de manera directa a unas 1.800 personas, muchas de ellas vecinas de las zonas de obra, y se utilizaron aproximadamente 600 máquinarias.
En total se construyeron 113,7 kilómetros de longitud, donde se realizaron movimientos de suelo, demolición y remoción de alcantarillas y muros de piedras, sub base y base granular de piedra triturada, pavimento asfáltico, pavimento hidráulico, empedrado y enripiado, obras de arte y drenaje, entre otros trabajos.
A lo largo del tramo de la ruta 7 se instalaron también, cinco pasarelas peatonales inclusivas en varios puntos del trayecto.
Además de carteles, señalizaciones reglamentarias, varios pasos de cebra y reductores de velocidad en las zonas urbanas y rurales donde se encuentran instituciones educativas, principalmente.
Así mismo, se construyeron dos puentes en la calzada duplicada; uno en el km 193,15 (arroyo Guyraûngua), y otro en el km 203,00 (arroyo Pastoreo).
El consorcio implementó también medidas para protección ambiental, como la siembra de más de 25.000 plantas y arbustos para cobertura de terreno y de taludes con pastos en pan, a fin de evitar la erosión del suelo.
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