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Pese a que el en año 2017 el Ejecutivo promulgó la Ley Nº 6007 que “Crea el Programa Nacional para el estudio y la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados”, Édgar Martínez Sacoman, quien fabricaba solidariamente el aceite de cannabis para ayudar a enfermos crónicos, fue condenado a dos años y medio de prisión.
Y aunque la decisión fue posteriormente anulada, Sacoman cumple arresto domiciliario mientras sigue enfrentando un largo proceso ante la Justicia.
Édgar Martínez Sacoman tiene 41 años y su historia de vida conmovió a miles de personas, tanto en Paraguay como en otros países.
Tras una fuerte experiencia de vida en la cual perdió a un ser muy querido, decidió ayudar a quienes más lo necesitan fabricando aceite de cannabis medicinal, el cual repartía de forma gratuita entre los enfermos de escasos recursos.
Sin embargo, el hombre fue penado por la ley y condenado a prisión; en el 2019 cumplió 1.000 días recluido por esta causa. Y pese a los grandes avances que el Gobierno logró en materia del uso del cannabis medicinal, su caso sigue estancado ante la justicia paraguaya.
El 8 de julio del 2016, en un allanamiento policial, uniformados entraron a su vivienda y encontraron 20 ml de aceite de cannabis para uso medicinal, además de 100 gramos de la planta que se encontraba en proceso de extracción, sumergida en agua y congelada en la heladera. “Que de la manera y el estado en que se encontraba ya no servía para uso recreativo o para fumar, sino que solo servía para medicina”, aseguró al diario ABC Color.
Fue entonces que comenzó el proceso judicial y en septiembre del 2017 enfrentó un juicio oral. Para diciembre de ese mismo año, fue sentenciado a dos años y medio de prisión. Estuvo 18 meses preso en la Penitenciaría Regional de Ciudad del Este, hasta que en diciembre del 2018 le otorgaron la prisión domiciliaria, la cual está cumpliendo actualmente.
Con el apoyo de numerosas organizaciones sociales y personas que utilizan el cannabis medicinal, Édgar Martínez Sacoman sigue defendiendo su causa y asegura que jamás fabricó el medicamento con fines comerciales.
“Se puede probar sobradamente con testigos de que yo nunca vendí (el aceite de cannabis)”, asegura el procesado. Con el apoyo de pacientes, médicos y organizaciones como “Mamá Cultiva Paraguay”, desde su domicilio sigue realizando talleres y debates sobre el uso medicinal del cannabis y sus numerosos beneficios para la salud.
Hace ya casi 20 años, Édgar sufrió una terrible experiencia que marcó su vida para siempre: tras cinco años de una intensa lucha contra la enfermedad, su madre falleció de cáncer. Según expresó a la 1080 AM, ver a su familiar en ese estado “fue una experiencia chocante”. “Si uno es un poco humano, no quiere que otra persona pase por lo mismo”, comentó.
Tras la difícil experiencia, comenzó a estudiar el uso del cannabis medicinal y los numerosos beneficios que la planta provee a pacientes crónicos con diversas enfermedades.
Al poco tiempo, Édgar recibió una propuesta laboral y se fue a vivir a las Islas Canarias. Estado allí comenzó a estudiar los beneficios de la medicina natural, ya que el Centro de Investigación del Cáncer de dicha localidad quedaba solo a unas cuadras de su vivienda.
Participando de talleres y congresos, comenzó a profundizar sus estudios sobre el aceite de cannabis y aprendió técnicas de extracción y aplicación de la planta. Comenzó a tener sus primeras experiencias en el uso del medicamento en ciudades como París, Barcelona y Marruecos, lugares en donde aprendió todavía más sobre esta práctica medicinal.
Al regresar a Paraguay, en medio de sus recorridos laborales Édgar conoció a varias familias de escasos recursos, cuyos familiares padecían de enfermedades crónicas que les generaban mucho dolor.
El joven no podía hacer caso omiso a las necesidades de estas personas, por lo que puso en práctica sus conocimientos y comenzó a fabricar aceite medicinal de cannabis de forma gratuita para ayudar a quienes más lo necesitaban.
Con varios estudios científicos que lo confirman, Sacoman sostiene que el cannabis medicinal tiene múltiples usos y los utilizan pacientes que padecen “desde reumatismo hasta jaqueca, cáncer, o parkinson”.
Asimismo, muchas personas aseguran que el aceite de cannabis ayuda a pacientes con epilepsia refractaria, en cuyos casos reduce las convulsiones y les otorga una mejor calidad de vida.
Édgar Sacoman comentó que en Paraguay no existe un control de las cepas medicinales que sirven para fabricar el medicamento, “justamente porque nuestra ley no permite la producción de semillas estudiadas científicamente, utilizadas a nivel científico internacional”, lamentó.
Sin embargo, aseguró que la marihuana que se cultiva en el país es apta para fabricar aceite de cannabis. “Nuestra planta nativa es muy efectiva, se puede comprobar en los miles de pacientes que están utilizando hoy en día en Paraguay”, aseveró.
El procesado por la justicia asegura que en Paraguay existen al menos 10.000 personas que hoy requieren el aceite medicinal para mejorar su calidad de vida. Sin embargo, muchos de ellos permanecen en la clandestinidad por miedo a ser juzgados ante la ley.
“Los de Mama Cultiva (la organización integrada por madres y padres de niños con epilepsia refractaria u otras afecciones) son más de 1.000 pacientes. Pero en la clandestinidad hay muchos más, la cantidad de personas que requiere el fármaco es impresionante”, comentó a la 1080 AM.
Sobre la Ley Nº 6007 que habilita la investigación del cannabis medicinal en Paraguay, Sacoman lamenta que en este proceso no se tenga en cuenta la experiencia de los propios pacientes que utilizan la droga.
«Siendo una ley de estudio científico del cannabis, ¿por qué no se le tiene en cuenta a los pacientes que hoy en día que están utilizando el cannabis medicinal en el país? «, indagó.
“No sirve de nada que el ministro de Salud o el ministro de la Senad den miles de excusas; acá lo que se va a estudiar es el precedente para cambiar las cosas”, reflexionó.
Édgar Sacoman asegura que todo este proceso judicial en su contra es en realidad una persecución. “A esto yo le llamo terrorismo de Estado”, dijo con seguridad.
Explicó además que su caso sigue estancado en la justicia, pues está sin Tribunal y, pese a la anulación de su condena, sigue sin fecha para un nuevo juicio oral. “El juicio oral terminó con mi condena el 17 de diciembre de 2017, me condenaron a dos años y medio, el mismo día que se promulgaba la Ley del Cannabis”, expresó.
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