10 testimonios de cómo se sobrevive en Tacumbú

A pesar de que cuenta con una capacidad solo para 1.500 internos, en el Penal de Tacumbú viven actualmente más de 3.600 personas y la mayoría no tiene una condena fija.

La falta de recursos básicos como alimentos o lugares donde dormir, sumado al problema de las adicciones y la burocracia en la Justicia, hacen que sobrevivir en esta cárcel sea un verdadero desafío, sobre todo para los que menos tienen.

En palabras de los propios internos, conozca a continuación 10 datos sobre cómo es sobrevivir en el penal de Tacumbú en el 2019.

1. “La gente duerme bajo el tinglado”

Via scnoticias.org

José Rodrigo González está hace ocho meses en el penal de Tacumbú y fue trasladado desde la cárcel de San Pedro. Según comentó a las cámaras de AAM, está preso por “problemas familiares” y desde hace un año y seis meses espera una condena.

“En San Pedro cada uno tiene su celda; acá está hacinado el lugar, hay mucha gente, la gente duerme bajo el tinglado”, comentó. Y aunque reconoció que en algunos sitios del penal «se exigen cosas» para conseguir una celda o simplemente un lugar donde dormir, asegura que ya no queda espacio en Tacumbú para tantas personas.

“A veces en el pabellón mismo uno vive durmiendo ahí en el piso, porque no hay más cama tampoco”, agregó.

2. “Que nos den una condena o la libertad”

Via yahoo.com

“Libertad es la bronca (el problema)”, es una de las frases que más se escucha decir a los internos de Tacumbú.

Es que la burocracia de la Justicia es otro de los factores que atenta directamente contra los derechos básicos de estas personas, ya que más del 70% de la población carcelaria del Paraguay no tiene condena fija.

“Ese es un gran problema -reflexiona Luis, uno de los presos con más antigüedad en el penal- acá por ejemplo decretan Emergencia Penitenciaria, pero el problema no es perimetral, el problema es acá (dentro del penal). ¿De qué sirve un militar afuera? Nadie intentó fugarse. Acá lo que falta es agilizar judicialmente”, asegura el interno.

José, por su parte, hace un pedido muy puntual a las autoridades: “Se tarda mucho, hay gente que ya está hace mucho tiempo y están procesados todavía. Pedimos ayuda para que más rápido nos den una condena o la libertad”, expresó.

3. “El vicio es el problema”

Via ultimahora.com

El comercio de las drogas está latente en Tacumbú y se puede observar a simple vista. Según la experiencia de los propios internos, sustancias como el crack o pasta base son las que más se consumen, mientras las autoridades ignoran a esta gran parte de la población carcelaria que padece de adicciones.

“El vicio es el problema”, asegura Luis, quien además agrega que en los pabellones de rehabilitación no se necesita dinero para entrar: “Hay muchos pabellones que nadie te pide dinero ahí, depende de tu conducta y vivís bien como la gente”, aseguró.

Sin embargo, otro de los internos que dio su opinión, dice que muchos dependen de estas sustancias y sufren serias consecuencias por el consumo. “Mucha gente está acostumbrada a eso y realmente les tranquiliza eso a los muchachos, porque muchos son adictos y sin droga se ponen nerviosos”, expresó.

4. “Los que no tienen se ven ‘batallando’”

Via elsurti.com

Conseguir elementos básicos como un paquete de yerba o algún producto de limpieza, es todo un desafío dentro del penal, ya que comprar algo de la cantina puede costar el doble o triple que en cualquier lugar fuera la penitenciaría.

Para conseguir dinero, los presos se ven obligados a hacer de todo un poco. “Algunos que tienen visita tienen la ayuda de los familiares. Pero los que no tienen se ven ‘batallando’, vendiendo cosas, algunos hacen tortillas, cada uno tiene su trabajo para poder subsistir: hacen cuadros, patitos, origami, y todo eso en la visita se vende y gracias a eso podemos subsistir”, aseguró José.

5. Casi 20 años en la cárcel

Via elsurti.com

Luis está en el penal de Tacumbú hace 19 años y aún le faltan seis para cumplir su condena. Luego de estar casi dos décadas en la cárcel, aprendió algunas reglas fundamentales para subsistir en ese pequeño pero peligroso mundo colmado de violencia.

El interno aseguró que para sobrevivir en la cárcel lo fundamental es “Tratar de sobrellevarle a los compañeros, a los guardias, y tratarse a uno mismo, no buscando problemas. Y tratar de evitar, porque está lleno de problemas”.

6. “Afuera nadie te respeta”

Via hoy.com.py

Aunque Tacumbú es un lugar hostil donde prima la violencia, Luis asegura que aún así “hay un pequeño respeto” que incluso ya no se encuentra fuera de las cárceles.

“Según me contaron de afuera, nadie te respeta. Acá te respetan porque sos malo, o porque sos más inteligente, o porque ya estás muchos años en la cárcel. De alguna forma acá hay respeto. Pero la gente que viene de afuera dicen que es tierra de nadie”, comentó a AAM.

7. La “regla de oro”

Via lanacion.com.py

Los internos saben que existe una regla fundamental que bajo ningún motivo debe romperse: el respeto a las visitas.

Gustavo Franco, quien está cumpliendo una condena por robo agravado, ya recorrió seis cárceles del país y actualmente es uno de los cientos de ‘pasilleros’ que vive en Tacumbú. La experiencia tras las rejas le enseñó que “La visita es sagrada acá. No hay que pedirle cosas a las visitas mientras vos estás con ella. El respeto es lo que salva a acá”, aseguró.

8. La comida

Via twitter.com

Diego está hace seis años en el penal y le faltan solo 12 meses para salir en libertad. Mientras tanto, es uno de los 15 internos que trabaja en la cocina de Tacumbú, la cual fue refaccionada hace unos meses bajo el gobierno de Mario Abdo Benítez.

“Me trajo un compañero interno que trabajaba acá, me dijo si quería trabajar y yo le dije que sí”, relata Diego sobre sus comienzos como cocinero del penal.

El trabajo para él y sus compañeros empieza muy temprano en la mañana, cuando a las 4:00 am hacen el cocido con leche para el desayuno. Luego, preparan las verduras y a las 8:00 am comienzan a cocinar el almuerzo, el cual se reparte a los diferentes pabellones en 12 “tachos”, antes de la merienda.

Diego y sus colegas cocinan para unos 3.000 internos que a diario deben alimentarse como pueden dentro del penal.“Hacemos muchas variaciones: un día te dan para hacer guiso, otro día te dan para hacer puchero, otro día te dan poroto; todos los días hay diferentes comidas”, detalló.

9. “Los muchachos no valoran lo que es la libertad”

Via hoy.com.py

Algunos internos con varios años dentro del penal, deciden dedicar su tiempo al trabajo y tienen diferentes oficios. Juan Leguizamón, quien está hace 12 años en Tacumbú, tiene un puesto donde vende naranja y mandarina, y por la mañana temprano ofrece mate.

Luis, quien cumple 8 años y medio por homicidio, se dedica al rubro de la panadería junto a otros 15 compañeros. Rafa, quien está hace 12 años en Tacumbú por robo agravado, es carnicero y reflexiona: “En mi época había menos problemas afuera y más problemas acá adentro. Los muchachos no valoran lo que es la libertad (…) los reincidentes no te dejan, se van y vienen otra vez, se van cinco y vienen diez”, lamentó.

10. ¿Es posible salir rehabilitado de Tacumbú?

Via abc.es

Ante el deplorable estado del penal y las personas que allí viven, es difícil pensar que este “depósito de gente” puede servir para rehabilitar a cualquier ser humano y reinsertarlo a la sociedad. Luis, quien ya lleva décadas en el penal, niega rotundamente que el paso por el penal sirva para “rehabilitar” a los criminales.

“Jamás, no se puede. Acá vienen los ministros, las autoridades y empiezan a decir estupideces: que la Reforma Penitenciaria, que los Derechos Humanos… ‘reinserción social’, lo que más usan. Vienen llenos de proyectos y nunca hacen nada”, reclamó.

A sus 51 años, Luis ya no sueña con grandes planes para su vida al salir de la cárcel, pues “Muchísimas cosas se pierden, no solo la libertad se pierde. Se pierde de cierta forma la familia”, lamentó.

Todos los detalles en el video.

 

Esta web usa cookies.