Parada de taxi en el centro de Asunción. Foto: Mirtha Ozuna.
Los trabajadores del volante se encuentran protestando contra las aplicaciones de transporte alternativo, como Uber y MUV.
Desde hace unas semanas, se vive el mayor disgusto por parte de los taxistas, incluso tomando a la fuerza a socios conductores de las apps.
Es que el taxi tiene varios negocios ocultos detrás, incluso tocando poderosos intereses.
En el caso de la app paraguaya conocida como MUV, opera desde hace poco más de un año a nivel local. Por su parte, la multinacional Uber se encuentra trabajando desde finales de 2018.
Ambas ofrecen una plataforma similar en la que el pasajero solicita un móvil para trasladarse de un lugar a otro.
El cliente no tiene la necesidad de llamar a pedir una unidad, muchas veces la espera es menor que en el caso de los taxis, ya conoce el tipo de vehículo en el cual viajará, además ya tiene comunicación con el conductor desde el momento de pedir el servicio.
Considerando el negocio tradicional del taxi, con las apps se eliminan las conocidas paradas, en las cuales las unidades amarillas se ubican a esperar pasajeros.
Además, el conocido taxímetro, se convierte en un objeto obsoleto con las aplicaciones, estas fijan el costo del servicio. Obviamente, queda a disposición del cliente acceder o no al precio del traslado.
Las paradas de taxi, es decir poder ubicarse en un espacio público habilitado, tiene un costo alto, incluso similar a un terreno para habitar.
Fácilmente, una parada en un sitio de alto volumen de fluctuación de personas puede costar G. 100 millones.
Si una persona adquiere el espacio, puede ubicarse con su unidad de transporte (automóvil) para trabajar como taxista.
Si uno es propietario de su parada probablemente tenga trabajo asegurado y sin muchos sobresaltos, a pesar de tener que hacer un fuerte desembolso antes.
Hay diferentes modalidades de trabajo, de acuerdo a las averiguaciones de RDN, desde alquiler de paradas hasta el trabajo como chofer de un móvil y parada de un tercero.
La venta de las paradas es una realidad, es decir la comercialización de los espacios públicos que son concedidos por la municipalidad a los taxistas.
En ese sentido, se puede acceder a las ofertas de los sitios en páginas como Clasipar, incluso una investigación del programa AAM reveló detalles.
Los costos pueden llegar incluso a los G. 150 millones.
AAM también había advertido una estrategia para aumentar el importe de los viajes, con un mecanismo inserto en el taxímetro.
Con esto, los trabajadores del volante podían cobrar lo que se les antojaba.
Datos oficiales publicados por Última Hora, en diciembre del año pasado, revelaron que los taxistas aportan al año solo cerca de G. 100 mil.
La publicación del medio indica que entre enero y noviembre de 2018, el servicio de taxis en Asunción pagó impuestos por apenas G. 77,3 millones. El gravamen que más ingresos reporta es el impuesto al valor agregado (IVA), seguido por el impuesto a la renta del pequeño contribuyente (IRPC) y el impuesto a la renta comercial, industrial y de servicios (Iracis); mientras que los contribuyentes registrados totalizan los 774.
Si se compara el aporte del enjambre amarillo con los contribuyentes registrados, el resultado es que cada taxista capitalino aportó apenas G. 99.997 al fisco en 11 meses.
Según un reporte reciente de Telefuturo, Tributación estima que hay una alta evasión. Estima un total de 1.500 taxistas, sin embargo la cantidad de aportantes es mucho menor.
El ingreso mensual mínimo que genera un móvil de taxi ronda los G. 12.000.000 por una cobertura de 24 horas, de acuerdo con los mismos trabajadores del rubro.
Hoy el enjambre amarillo dice estar sumamente afectado por la “competencia desleal” que representa el ingreso de las plataformas Uber y MUV al mercado. La disminución de las recaudaciones ronda actualmente entre el 30% y 50%, sostienen desde la Asociación de Profesionales Taxistas de Asunción.
“Antes teníamos un promedio de ganancia diaria de G. 150.000 hoy llegamos a G. 80.000 a G. 90.000. El ingreso ahora sería solo de sueldo mínimo”, señaló a UH el permisionario Francisco Cañete.
Las aplicaciones tienen un sistema sencillo, pactan con sus socios conductores un porcentaje de lo recaudado por viaje.
Según se supo, la tasa que se queda para las empresas va del 23% al 25% de lo cobrado al pasajero.
Los senadores de Hagamos, Tony Apuril y Patrick Kemper, presentaron el documento este jueves y el texto tuvo entrada en la sesión ordinaria de la Cámara Alta.
El propio Apuril conversó con los medios e informó que proyecto tuvo ingreso y será derivado a las comisiones.
En el texto se establecen ciertos requisitos que deben cumplir los conductores y las aplicaciones, “para que no se quejen los taxistas”, informó.
Dijo que se quiere reglar el servicio y que será la Dirección Nacional de Transporte (Dinatran) la que se quedará a cargo para los controles correspondientes.
En cuanto a las exigencias que proponen, Apuril enumeró las siguientes:
-La lista completa de los conductores.
-Registro de conducir, categoría profesional.
-No contar con antecedentes policiales ni penales.
-Seguro de responsabilidad civil contra daños ocasionados a terceros y pasajeros.
-Registrar un solo vehículo por titular o prestador
-Las municipalidades deberán cobrar los mismos cánones que honran los taxistas, además de los tradicionales como la habilitación.
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