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El atentado, reconocido como uno de los más violentos realizado por un grupo armado en Paraguay, fue recordado por familiares y colegas de las víctimas, quienes reclamaron justicia y brindaron un sentido homenaje en el mismo lugar de los hechos.
En la mañana del 27 de agosto del 2016, se produjo un violento ataque en un camino vecinal entre los núcleos 6 y 7 de la zona de Arroyito, departamento de Concepción.
Con bombas y armas de fuego, miembros del EPP terminaron con la vida de los ocho personas que se encontraban a bordo de un vehículo militar.
El ataque se produjo aproximadamente 9:00 horas, cuando el camión militar de la Base Nº 2 de Área Pacificación Militar se dirigía de oeste a este realizando su recorrido de rutina.
Según información de la prensa, los uniformados se desplazaban en un camión que normalmente se utiliza para el traslado de militares e insumos de las Fuerzas Armadas, por lo que no estaban preparados para repeler el ataque del grupo armado.
Según datos de la Policía Nacional, los terroristas habían planeado el ataque y días atrás enterraron una bomba en el camino vecinal, a la espera de los uniformados.
El artefacto efectivamente explotó mientras los militares realizaban su trayecto cerca de la casa abandonada de Rubén Darío López, alias “Loro”, miembro del EPP y señalado como uno de los principales sospechosos del atentado.
Tras la explosión, el conductor y del jefe de patrulla, subteniente Félix Fernández, descendió del vehículo, momento en que se produjo el ataque con armas de fuego desde el lado norte.
«Primero una fuerte explosión que hizo temblar la tierra, luego una balacera infernal que no terminaba», comentó un testigo que se encontraba en la zona. Esta versión fue confirmada en su momento por el exministro del Interior, Francisco de Vargas.
Tras acabar con la vida de los uniformados, los criminales -que serían entre ocho a nueve hombres- se apoderaron de ocho fusiles reglamentarios, además de cargadores y chalecos antibalas que pertenecían a las víctimas.
Los militares fallecidos fueron identificados como subteniente Félix Fernández Duarte, sargento 1º Hugo Candia, suboficial 1º Lucio De Jesús Torrasca, vicesargento 1º Pablo Farías, sargento 1º Robert Fabián Cañete Pereira, vicesargento 1º Genaro de Jesús Arias, sargento 1º Éder Arias y el sargento 2º Sergio Daniel López.
Mientras que seis de los efectivos murieron al instante, dos fueron trasladados de urgencia pero llegaron al hospital sin signos de vida.
En enero del 2017, en víspera de la entrega de víveres que el EPP exigió a cambio de la liberación del joven secuestrado Franz Wiebe, el grupo armado también pidió que se de a conocer un comunicado leído por Liliana Villalba, hermana de Carmen Villalba, en el que se atribuían el atentado ocurrido en Arroyito. Además, criticaron el desempeño de las autoridades en el caso Curuguaty.
Con un claro y contundente mensaje, Liliana Villalba no solo reconoció que el EPP realizó el violento ataque en Arroyito, sino que además informó que las armas robadas a los uniformados aún permanecían en su poder.
En el video, Villalba manifestó que “las modernas armas recuperadas por el enemigo de las fuerzas especiales epepistas” y que “fueron compradas por dinero del pueblo”, ya no serían utilizadas para violentar a los inocentes.
“Ya están en donde siempre debieron de estar. Ya no apuntan hacia el pueblo pues están en manos epepistas que defienden al pueblo pobre”, expresó.
Tras varias investigaciones, las autoridades imputaron a los integrantes de la Agrupación Campesina Armada (ACA), Juan Morínigo y Zunilda Jara Larrea, por homicidio doloso, robo agravado, producción de riesgos comunes y terrorismo, en carácter de cómplices. Según explicó el fiscal Carlomagno II Alvarenga, los acusados actuaron como “apoyo logístico” en el ataque de Arroyito.
A principios del 2019, el juez de Horqueta, Hernán Centurión Giménez, elevó la causa a juicio oral y público, y los miembros del ACA comparecieron en una audiencia preliminar pese a que la defensa había solicitado su sobreseimiento definitivo.
El pasado martes, familiares y colegas de los militares fallecidos en Arroyito realizaron un emotivo acto de conmemoración, a tres años del violento atentado.
Emocionados, entre abrazos y llantos, se reunieron junto a la placa recordatoria con el nombre de las víctimas. En el lugar también se llevó a cabo una celebración religiosa en memoria de los caídos.
Por su parte, el general Héctor Grau, comandante del Comando de Operaciones de Defensa Interna (CODI), instó a los presentes a “sentirse orgullosos” de los militares que murieron en cumplimento de su deber. “Siéntanse orgullosos, fuimos honrados en nuestras familias y en nuestras vidas por tenerles a estos héroes a nuestro lado”, señaló Grau.
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