Via semana.com
Pasaron 18 años de aquel martes 11 de septiembre del 2001, cuando la agrupación terrorista Al Qaeda secuestró varios aviones comerciales para atacar la ciudad de Nueva York. Uno de los objetivos eran las famosas Torres Gemelas, las cuales fueron destruidas por completo y fallecieron en el lugar más de 3.000 personas.
A casi dos décadas del atentado, dos sobrevivientes relatan los momentos de terror y cuentan cómo lograron salvar sus vidas en medio del caos.
Los atentados del 11 de septiembre del 2001, conocidos en la actualidad como “9-11”, fueron una serie de ataques terroristas suicidas cometidos por la agrupación Al Qaeda.
Se realizaron cuatro atentados mediante el secuestro de aviones comerciales que impactaron contra diversos objetivos, entre ellos el complejo Word Trade Center, donde se encontraban las Torres Gemelas. Además, los ataques provocaron grandes daños en el edificio del Pentágono.
En total, fallecieron unas 3.016 personas (incluidos los 19 terroristas y 24 desaparecidos), y resultaron heridas otras 6.000. Este episodio daría comienzo a la guerra de Afganistán, ya que el Gobierno estadounidense comenzó una “guerra contra el terrorismo” y redobló los controles de seguridad en el país.
Entre las miles de personas que perdieron la vida aquel 11 de septiembre, se encontraban dos paraguayos que llegaron hasta el país del norte con el sueño de tener un mejor porvenir.
Uno de ellos era Obdulio Ruíz Díaz, quien tenía 44 años al momento del ataque. El hombre viajó al Estados Unidos en 1986 y trabajaba incansablemente por su familia, que quedó en Paraguay.
Obdulio fue hasta el piso 107 de uno de los edificios para una reunión de trabajo, cuando ocurrió lo peor. “Recuerdo que siempre me dedicaba tiempo aunque trabajaba mucho. Venía tarde de su trabajo, e igual me ayudaba con las tareas de la escuela. Él me enseñó a andar en bicicleta”, relató su hija mayor, Vanessa Ruiz Díaz.
Otra de las víctimas fue Carlos Alberto Samaniego, quien tenía 29 años cuando falleció. Charlie, como lo llamaban sus amigos, trabajaba en una compañía que estaba en el piso 104 de la torre, solo tres pisos más abajo que Obdulio.
Otros dos ciudadanos paraguayos que se encontraban en el momento de la tragedia sobrevivieron a los momentos de terror y hoy comparten su testimonio.
Se trata de Lourdes Frutos, una licenciada en contabilidad que fue a buscar un mejor futuro a los EEUU, sin imaginar que sería protagonista del atentado más impactante de la historia de ese país. Por su parte, Héctor Jojot, quien también estuvo allí ese día, compartió su dolorosa experiencia en las redes sociales.
Lourdes Frutos, quien compartió su experiencia en varias ocasiones, contó cómo fue aquel día que lo cambiaría todo. “Era un martes precioso, pero yo no me quería levantar porque había soñado cosas feas, y más porque estaba sola, mi familia se había quedado en Paraguay. Pero igual, el deber llamaba y había que venir a trabajar”.
Este año, la compatriota rememoró una vez más lo acontecido y comentó a la prensa: “El 11 de Septiembre del 2001 me enseñó que la vida pasa en un tronar de dedos (…) ese día, los que tuvimos el privilegio de una segunda oportunidad, nos aferramos a la vida, a vivir a plenitud, a disfrutar de nuestros seres queridos al máximo”, expresó emocionada.
“Ese día llegué a la oficina normal, 8:30 como siempre. Después empezaron a llegar mis compañeros de trabajo, y como a las 9:45 sentimos un movimiento raro en la oficina”, comenzó a relatar Lourdes acerca del impacto de uno de los aviones.
“Yo trabajaba en piso 78 de la Torre 1. Mi compañera y yo sentimos como que era un temblor… transcurrieron los minutos y sentimos otro temblor. Entonces un compañero de trabajo dijo ‘mejor bajamos porque el jefe se va a enojar’. La única oficina intacta fue la nuestra”, agregó.
Una vez que se sintió el primer impacto, Lourdes y sus compañeros comenzaron a presenciar escenas de terror. “La gente que estaba fuera del lobby entraba a nuestra oficina con el pelo quemado, los brazos quemados y nosotros auxiliándoles y limpiándole a esa gente”, comentó.
“En un momento determinado empieza a sonar la alarma, la gente empieza a salir y vemos que todo estaba destruido. Todo lo que hacía minutos al llegar a la oficina estaba intacto, todo estaba destruido”, recordó.
“Empezamos a bajar por la escalera los 78 pisos. No había pánico porque nadie sabía lo que estaba pasando (…) pero llegamos al lobby donde vimos cuerpos de personas sin cabezas, sin brazos y aún no entendíamos qué había pasado. Cuando mis compañeros y yo tratábamos de salir de ese lugar, escuchamos un ruido infernal, como si fuera una carrera: era el edificio donde estábamos que se estaba derrumbando”, contó Lourdes.
En medio de una oscuridad total, Lourdes entró en pánico y sintió que ya nada podía hacer por su vida. Sin embargo, fue su amor de madre el que le dio fuerzas para salir adelante.
“Me aferraba a una foto de mi hijo que estaba en Paraguay y decía que yo lo quería volver a ver, que yo no podía perder la vida en ese momento porque yo vine por una misión y tenía que volver a verlo”, expresó.
“De la nada me aparece un bombero, como de entre las tinieblas (…) me agarré de su brazo y empezamos a buscar una salida”, rememoró. “Hasta el día de hoy yo sé que ese bombero es el ángel que Dios me envió para salvar mi vida”, asegura la sobreviviente.
Pese a todo lo vivido en aquel 2001, Lourdes no se dio por vencida y siguió trabajando incansablemente por el bienestar de sus seres queridos. Según comentó a la prensa, continúa trabajando en la misma empresa en el área de Comercio Internacional y está feliz de haber cumplido con el “sueño americano”.
“Hay muchos sentimientos encontrados, hay mucho dolor, hay mucha rabia por saber que hay personas que pueden llegar a esto para destruir a tanta gente, que pelean una guerra sin sentido, que no es la nuestra”, reflexionó la compatriota.
Por su parte, Héctor Jojot, quien estaba en el piso 83 de una de las torres al momento del ataque, reflexionó en las redes sociales sobre esta experiencia dolorosa e inolvidable.
“El 11 de septiembre cumplo 18 años de darme cuenta de que estoy vivo, porque mucho viven sin darse cuenta de que están vivos”, comenzó.
“Estar vivo me permitió conocer a mi nieto, proteger a mi madre, conocer amigos maravillosos, viajar por lugares increíbles, ser el hijo que soñaba mi padre, y conocer a la mujer que amo (…) Estar vivo te da la oportunidad de elegir entre ser feliz o infeliz, de quedarte en una tragedia o elegir disfrutar de las oportunidades que estar vivo te puede dar”.
“Si estás vivo, elige vivir, porque la vida es un privilegio que muchos ya no tienen la oportunidad de disfrutar”, aconsejó el sobreviviente.
En honor a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre del 2001, se creó el National Memorial. El mismo está ubicado en el sitio donde anteriormente se encontraban las Torres Gemelas y fue inaugurado el 11 de septiembre de 2011, mientras que en el 2014 se agregó a la sede un museo.
Allí están los nombres de las más de 3.000 víctimas, incluyendo a los dos paraguayos que fallecieron en el atentado. “Recordar y remontar no es fácil; ellos (las víctimas) amanecieron y no sabían que ya no iban a regresar a sus casas”, lamentó Lourdes Frutos en una entrevista concedida años atrás a latele.
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