Via paraguay.com
Desde hace décadas, las hinchadas de los clubes más populares del país están vinculadas a delitos como el microtráfico, los robos y los disturbios, tanto dentro como fuera de las canchas.
Sin embargo, existen diversos factores que influyen en este fenómeno y podrían explicar la conducta de los “barras bravas”, según explicaron los estudiantes de sociología Paulo González y Andrés Bartrina en el programa AAM.
Los estudiantes de sociología de la Universidad Católica de Asunción, Paulo González y Andrés Bartrina desarrollaron una tesis sobre el fenómeno de las barras bravas, un estudio que se hace por primera vez en Paraguay, según detallaron. “Quisimos darle una mirada paraguaya al asunto para ver las particularidades que tienen las barras en nuestro país”, comentó Bartrina.
Por su parte, González comentó que esta clase estudios se vienen haciendo desde hace 20 años en la región. “Comenzó con grupos de antropólogos en Argentina y Brasil, que crearon esta corriente de campo de investigación (…) esperamos que a partir de esto se empiece a hacer más foco en este fenómeno y brindar un poco más de herramientas para la comprensión”, manifestó.
González, quien trabajó en este estudio con la hinchada de Cerro Porteño por varios años, comentó que la mayoría de los fanáticos que pertenecen a las barras bravas para crear una “identidad” y formar parte de grupo de personas.
“La vida cotidiana juega un papel fundamental para crear una identidad: la cercanía de vivir en un mismo territorio, compartir el día más allá de lo que es el campo deportivo el fin de semana, un montón que actividades que precisamente no pasan por alentar al club una vez a la semana”, explicó el estudiante.
“Hay gente que está de vez en cuando, pero una permanencia de largo tiempo en la organización deja sus marcas en la identidad personal de los miembros. Significa ser parte de un determinado grupo social, algo que todos los seres humanos de alguna forma aspiramos”, agregó Bartrina.
Los estudiantes de sociologia señalaron que existe un estigma por parte de la sociedad hacia los miembros de las barras organizadas, debido a los constantes disturbios y hecho de violencia que protagonizan.
“Para la sociedad todos son delincuentes, tienen problemas y no se adaptan. Pero muchos son referentes comunitarios entonces se puede hablar con ellos, se puede conocer muchas cosas”, expresó Paulo González.
“La prensa dicen que se organizan para delinquir, pero según estudios, el motivo de la organización es para pertenecer, para ir a alentar al equipo y en el barrio tener un núcleo de pertenencia”, agregó.
Los expertos comentaron que gran parte de estos hinchas viven en comunidades vulnerables, en donde no tienen acceso servicios básicos ni a otro tipo de actividades para pasar el tiempo libre.
“Un referente de la barra de Olimpia nos decía: ‘Yo no me voy al exa, yo no tengo otro espacio. Para mí es mi familia, todo lo que yo viví es con el grupo de mi barrio’”, comentó González.
“No se ven del todo relacionados con la clase media o media alta. Si sos un tipo de cancha sabes que ellos se diferencian de platea o los preferencia, tienen una identidad diferente, como un orgullo que en algunos casos tienen que ver con la clase, pero no podemos hacer una generalidad, siempre hay casos diversos”, señaló.
Los estudiantes explicaron que existen hinchas con diversos perfiles dentro de las barras bravas, pero no es posible identificarlos concretamente sin que se realicen más estudios sobre este fenómeno.
“Seguro hubo líderes que llegaron a tener más recursos, que tuvieron vínculos políticos diversos. Pero lo que sí vemos es que la mayoría se vincula por un sentido de pertenencia, de tener un espacio de ocio, de compartir”, dijo González.
“Nosotros venimos acá con una propuesta de pensar cómo son las barras no solamente centrándonos en el hecho particular, sino ver todo el entramado de acciones y de actores que hay”, agregaron los expertos.
Paulo González y Andrés Bartrina comentaron que en Argentina se habla mucho de la “cultura del aguante”; mediante la cual hay que hacer ciertos ‘rituales’ para formar parte de una barra organizada.
“En primer lugar tenés que tener presencia en el grupo, y para eso tenés que tener ‘aguante’ y no vamos a escapar al tema de la violencia; ellos tienen que demostrar que pueden resistir, eso es lo que les distingue y les da valor en el grupo. Después hay otros perfiles más complejos que tendríamos que profundizar más en otras investigaciones”, dijo González.
“Vos para formar parte de la hinchada tenés que cumplir con ciertos requisitos, como robar una bandera, disputarle en la calle el honor al rival, etc.”, agregó Bartrina.
Los estudiantes de sociología remarcaron que la delincuencia no es un asunto que necesariamente viene de la mano con las barras bravas; existen muchos otros factores que puede llevar a sus integrantes a cometer delitos.
“En muchos casos eso viene de antemano; las condiciones en las que viven desde que son chicos en sus comunidades, a muchos ya les acerca a eso”, manifestó Birtrana.
“Hay que reconocer qué factores son de la barra y qué factores son externos. Si el hincha está un barrio donde está sitiado de microtraficantes, hay que tener claro que hay un problema social diferente. Si hay barras en eso es porque hay una comunidad y hay relaciones”, agregó González.
Los expertos en sociología comentaron que la violencia no sólo la ejercen los miembros de las barras bravas, ya que en este círculo también juegan un rol muy importante los dirigentes, la Policía y la Fiscalía.
“No queremos que el monopolio de la violencia recaiga toda en la hinchada organizada, porque hay un entramado en donde intervienen todos los actores del fútbol: las fuerzas de seguridad, la dirigencia, muchas veces la prensa con ciertas polémicas genera violencia”, manifestó Birtrana.
“Queremos quitar el foco de que las barras son los violentos del fútbol y hay que acabar reprimiendo únicamente dentro de las barras”, agregó.
En relación a los disturbios acontecidos en el clásico de futsal entre Cerro y Olimpia disputado en la Secretaría Nacional de Deportes, los estudiantes manifestaron que es difícil determinar lo que generó los hechos de violencia.
“Son hichas del club y no es cierto que a este partido nomás se fueron. La hinchada de Olimpia va al basquet hace muchísimo, la hinchada de Cerro va al futsal hace muchísimo. Hay muchos antecedentes y acá se tenía que hace un trabajo ambas dirigencias para establecer el mecanismo de seguridad como en cualquier clásico”, sentenció González.
“Fueron para una fiesta pero parece que se prepararon para un choque. Ahí hay que revisar el circuito cerrado y tener una respuesta clara de las instituciones sobre qué fue lo que pasó”, señaló.
Ricardo Tavarelli, exjugador y dirigente de Olimpia, manifestó que, si bien colaboran con la hinchada del club para realizar las “bienvenidas” en los partidos, no mantienen a la barras bravas y tampoco les dan dinero.
“Para todo lo que tiene que ver con un partido a nivel internacional sí (se les da dinero), para las bombas, las serpentinas, los mosaicos, para ese tipo de cosas porque es parte del espectáculo. Pero dar dinero al barra para que con eso se le pueda comprar fidelidad, no”, aseguró. Además, manifestó que las barras violentas deberían quedar fuera de las canchas, aunque “las barras organizadas deberían entrar en los estadios”.
Por su parte, Raúl Zapag, presidente de Cerro Porteño, dijo que lo que pasó en la SND “creó una especie de tristeza alrededor de lo que es el futstal”, aunque destacó que el club trabaja muy de cerca con las autoridades gubernamentales para evitar más conflictos.
“Alguien dice por ahí de que tenemos que solicitar que se prohíba, que se juegue a puertas cerradas, sin hinchadas. Eso no es viable en Sudamérica (…) Cerro Porteño asumió hace muchísimo tiempo la responsabilidad de trabajar conjuntamente con el Ministerio del Interior, con organismos de seguridad, cosas que no nos compete pero pedimos permiso para colaborar con ideas”, aseguró.
Zapag opinó que las barras violentas deben estar fuera de los estadios, no así quienes realmente desean alentar al club. “Querer mezclar la idea de barras bravas con hinchada es lo que a mí no me gusta. Mucha gente en Cerro Porteño que toca bombos, que toca trompeta, es lindo eso porque hace al fútbol. Yo no estoy de acuerdo en sacar la fiesta de los eventos deportivos”, argumentó.
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