Hernán Rivas, el actual presidente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM) y senador colorado cartista, ha levantado polémica y críticas debido a la discrepancia entre su estilo de vida ostentoso y sus deudas públicas. Su historia es un reflejo de los desafíos éticos que enfrenta la gestión pública en Paraguay.
Las redes sociales de Rivas están llenas de fotos donde se muestra usando accesorios y prendas de lujo, como un reloj Rolex Submarine valorado en más de US$ 21.000 y calzado deportivo de marcas como Carolina Herrera y Gucci, cuyos precios superan fácilmente los G. 3.000.000. Sin embargo, estos lujos parecen estar en desacuerdo con su salario como funcionario público.
A pesar de su aparente riqueza, Rivas tiene actualmente más de cinco demandas activas por falta de pago de deudas. Entre las empresas y bancos que lo demandan se encuentran Tondegold S.A., que le exige el pago de US$ 15.700, y el Banco Basa, que reclama una deuda de G. 674.251.841.
Rivas sostiene que le deben más de USD 1 millón. Curiosamente, entre los deudores se encuentran su padre, intendente de María Auxiliadora; su esposa, funcionaria de la Contraloría; y su suegro, exconcejal municipal. Las deudas de sus familiares en la función pública suman el millón de dólares.
Rivas fue quien, tras asumir la presidencia del JEM, expresó su admiración por Horacio Cartes, líder del Partido Colorado y señalado por EE.UU. como corrupto. Recientemente, un video viral mostró a Rivas desorientado durante una sesión del JEM, lo que despertó dudas sobre su capacidad intelectual.
Además, uno de los reclamos judiciales contra Rivas se debe a una deuda por muebles finos y alfombras persas. Rivas retiró artículos por más de US$ 33.750 de un comerciante para equipar una de sus casas en Asunción en septiembre de 2020 y firmó tres pagarés, pero nunca honró la deuda.
La historia de Hernán Rivas plantea preguntas críticas sobre la integridad y la responsabilidad en la función pública. ¿Cómo puede un funcionario público mantener un estilo de vida tan lujoso mientras enfrenta múltiples demandas por deudas? ¿Cómo se pueden reconciliar estas contradicciones evidentes? Estas son preguntas que los ciudadanos y las autoridades deben enfrentar en la búsqueda de una gestión pública más transparente y responsable.
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