¿Haces ejercicio pero comes mal? ¡Cuidado con los riesgos!

Es posible que estés familiarizado con la imagen de la persona que se ejercita asiduamente pero mantiene una dieta desequilibrada, llena de comida rápida y alimentos procesados. Esta realidad, a menudo pasada por alto, tiene serias implicaciones para la salud, incluso si los resultados visibles del entrenamiento sugieren lo contrario.

El concepto de “flaco gordo” se usa para describir a individuos que, aunque parecen delgados, tienen un alto porcentaje de grasa corporal. Incluso los habituales del gimnasio pueden tener poca grasa subcutánea, pero mucha grasa visceral. Esta última, menos perceptible porque envuelve los órganos, es más peligrosa. Según el Dr. Colin Carriker, fisiólogo del ejercicio, una acumulación de grasa visceral puede conllevar riesgos similares a los de la obesidad, como la aterosclerosis.

Además, un estudio reveló que incluso aquellos que hacen ejercicio regularmente pero descuidan su dieta corren un mayor riesgo de muerte prematura. Entonces, ¿por qué es tan difícil superar una mala dieta? La respuesta radica en el desequilibrio entre la ingesta y el gasto de calorías.

Los alimentos grasos ricos en calorías provocan un exceso de calorías que requeriría más ejercicio del que una persona puede mantener a largo plazo. Además, estos alimentos procesados carecen de los nutrientes necesarios para saciarte, lo que puede dificultar el desarrollo de una rutina de ejercicio productiva y constante.

Por otro lado, si logras hacer ejercicio regularmente, las “calorías vacías” pueden dificultar una sesión de entrenamiento efectiva. Los alimentos grasos pueden proporcionar un impulso temporal de energía, pero no son suficientes para mantener un entrenamiento de alta intensidad.

A pesar de todo esto, la clave no radica en la eliminación completa de ciertos alimentos. Según Grace Derocha, dietista titulada, demonizar ciertos alimentos puede crear una relación tóxica con la comida. En lugar de restringir, deberíamos adoptar un enfoque de adición, considerando los alimentos como fuentes de energía y nutrientes.

En conclusión, aunque el ejercicio es fundamental para mantener un cuerpo sano, sin una dieta equilibrada, los beneficios del ejercicio pueden verse contrarrestados. Así que, la próxima vez que pienses en saltarte la ensalada por una hamburguesa después de tu entrenamiento, recuerda: ¡la salud no solo se construye en el gimnasio, sino también en la cocina!

Fuente: CNN

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