Francisco Bustillo. Foto: EFE
En un hecho dramático que ha sacudido los cimientos del gobierno uruguayo, Francisco Bustillo, canciller de la nación, presentó su renuncia la noche de ayer, en medio de alegatos relacionados con el infame narcotraficante Sebastián Marset.
La renuncia se produce en un contexto de creciente turbulencia política, con la oposición exigiendo también la cabeza del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, quien recientemente sostuvo reuniones con autoridades paraguayas en Asunción.
“Las circunstancias son delicadas, lo suficiente como para haber presentado mi inmediata dimisión al presidente Luis Lacalle Pou”, declaró Bustillo en un comunicado.
Mientras tanto, el Frente Amplio, principal fuerza de oposición, clama por dimisiones inmediatas. “Es tardío, pero algo es algo”, declaró Fernando Pereira, presidente del partido, en una muestra de la creciente tensión política.
El caso Marset ha destapado una caja de Pandora en el escenario político uruguayo, involucrando pasaportes ilegales y comunicaciones encubiertas.
Carolina Ache, exvicecanciller, quien declaró ante la fiscalía esta mañana, ha sido la única política del gobierno actual en renunciar, y paradójicamente, alega no haber cometido ilegalidad alguna.
Marset, quien actualmente se encuentra prófugo, solicitó un pasaporte uruguayo en octubre de 2021, obteniéndolo mientras estaba detenido en Emiratos Árabes Unidos por intentar salir del país con un pasaporte paraguayo falso.
La exvicecanciller Ache advirtió que se trataba de “alguien peligroso” tan pronto como fue informada por Guillermo Maciel, número dos del Ministerio del Interior.
La trama se complica aún más con audios y mensajes filtrados que sugieren que Bustillo intentó ocultar a la Justicia las comunicaciones entre Ache y Maciel sobre Marset. “Vos perdé el celular”, se le oye decir a Bustillo en uno de los audios filtrados, evidenciando la profundidad del escándalo.
El caso ha causado un terremoto político en Uruguay, con repercusiones que se sienten más allá de sus fronteras. Las implicaciones para las relaciones diplomáticas y la integridad del gobierno uruguayo son enormes, y los próximos días serán cruciales para determinar el curso de esta compleja trama política.
Fuente: ABC Color
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