Día Internacional de la Epilepsia. Foto: El Nacional.
Desde 2015, cada segundo lunes de febrero se convierte en un faro de esperanza y conocimiento para millones alrededor del mundo, al celebrarse el Día Internacional de la Epilepsia.
Esta fecha, más que un recordatorio en el calendario, es una plataforma global destinada a disipar mitos y brindar información vital sobre una de las condiciones neurológicas más prevalentes a nivel global, que afecta aproximadamente a 65 millones de personas.
La epilepsia, un trastorno del cerebro de carácter crónico y no transmisible, se manifiesta a través de convulsiones no provocadas, marcando la vida de individuos de todas las edades en cada rincón del planeta. A pesar de ser uno de los trastornos neurológicos más extendidos, existe una luz de esperanza: hasta el 70% de quienes la padecen pueden disfrutar de una vida plena y normal, siempre y cuando reciban el tratamiento adecuado.
La complejidad de la epilepsia reside en sus múltiples orígenes. Desde factores genéticos hasta antecedentes de lesiones cerebrales o infecciones, las causas son diversas y, en ocasiones, indescifrables. Sin embargo, es crucial entender que la epilepsia no se contagia; es una batalla interna que algunos enfrentan sin una razón aparente.
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Profesionales de la salud categorizan las convulsiones en dos tipos principales: convulsivas y no convulsivas, cada una con sus propios síntomas y desafíos. Más allá de los retos físicos, aquellos que viven con epilepsia frecuentemente enfrentan barreras sociales, como el estigma y la discriminación, que pueden resultar tan debilitantes como las convulsiones mismas.
La conmemoración del Día Internacional de la Epilepsia no solo busca informar, sino también inspirar un cambio en la percepción pública sobre esta enfermedad. Es un llamado a la sociedad para que ofrezca un entorno de apoyo, libre de prejuicios, donde la empatía y el conocimiento reemplacen al miedo y la ignorancia.
En la Región de las Américas, 5 millones de personas conviven con la epilepsia, lo que subraya la importancia de iniciativas como esta para mejorar la calidad de vida de los afectados. La lucha contra la epilepsia es, en esencia, una lucha por la dignidad, el respeto y el derecho a una vida sin limitaciones indebidas.
Fuente: El Nacional.
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