Bajante de ríos dificulta navegabilidad. Foto: La Tribuna.
Una crisis hídrica de proporciones épicas asola Paraguay, sembrando la zozobra y el caos. Fluctuaciones atípicas de los caudales fluviales desencadenaron una vorágine de calamidades que ponen en jaque la navegabilidad y la economía nacional.
En un tono apremiante, voceros del sector fluvial expresaron su profunda preocupación ante los sombríos pronósticos hídricos que auguran un futuro incierto para lo que resta del año. Si bien algunas precipitaciones lograron elevar parcialmente los niveles en determinados tramos, las autoridades advierten que estas no fueron suficientes para mitigar la crisis inminente.
Mario Romero, gerente general del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos del Paraguay, reconocieron con franqueza que las proyecciones no son alentadoras. Sus declaraciones resuenan como un eco inquietante, señalando que, pese a las lluvias que paliaron momentáneamente algunos sectores de pasos complicados, la tendencia general, según los informes recibidos por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), apunta a un descenso persistente del caudal en los cauces hídricos.
La situación se torna particularmente preocupante en la parte baja del río Paraguay, donde se concentran los mayores desafíos. No obstante, los inconvenientes no se limitan a esta región, extendiéndose también al río Paraná, donde se replica esta alarmante bajante. Romero explicó con elocuencia que “la distribución de las lluvias no es óptima, generando inundaciones en algunas zonas y sequías en otras áreas”.
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Ante este panorama de navegabilidad anómala, los armadores fluviales se vieron obligados a adoptar medidas extraordinarias. Las cargas transportadas en las barcazas deben ser significativamente reducidas, lo que inevitablemente encarece los costos logísticos y amenaza con desestabilizar la economía nacional.
Los datos hidrológicos revelan una realidad inquietante. La Dirección de Hidrología presentó un cuadro que refleja el descenso gradual del río Paraguay en Asunción y otras localidades, con variaciones notables que alcanzan una reducción diaria de seis centímetros. Localidades como Bahía Negra, Villeta y Pilar registraron bajantes destacables, con niveles que se encuentran hasta tres metros por debajo de los registrados el año anterior.
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Mientras algunas regiones se ahogan en las aguas de devastadoras inundaciones, otras se resecan bajo el sol implacable de la sequía. El departamento de Ñeembucú se convirtió en un doloroso ejemplo de esta dicotomía, con familias enteras que perdieron todo, desde pertenencias hasta cultivos y animales. Héctor Ledesma, presidente de la Asociación Rural del Paraguay Regional Ñeembucú, describió con angustia cómo los productores luchan por salvar lo poco que les queda, arrastrando a sus animales en canoas y botes mientras los esteros se vuelven intransitables.
Fuente: El Nacional.
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