El inicio del ciclo lectivo 2025 representa un desafío emocional para muchos niños del país. Mientras algunos estudiantes anticipan con entusiasmo el regreso a las aulas, otros experimentan niveles significativos de ansiedad y estrés.
Este fenómeno, conocido como ansiedad escolar, se manifiesta de diversas formas según la edad y personalidad del niño. El psicólogo Richard Salerno señala que estas reacciones, aunque preocupantes para los padres, constituyen respuestas normales ante situaciones desconocidas o cambios en las rutinas establecidas.
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La ansiedad por separación afecta principalmente a los más pequeños, manifestándose a través de llanto, resistencia a quedarse en la escuela o incluso episodios de pánico. Según explica Salerno, “un niño de dos años experimentará mayor angustia ante la separación que uno de cinco años”, debido a diferencias en el desarrollo evolutivo y experiencias previas.
La personalidad del niño juega un papel determinante en su adaptación al entorno escolar
Los niños extrovertidos suelen percibir el inicio de clases como una aventura estimulante, mientras que los introvertidos pueden requerir mayor tiempo para sentirse cómodos en el nuevo ambiente.
El especialista destaca que las manifestaciones de ansiedad como malestar, angustia, tristeza o miedo intenso representan respuestas normales ante la exposición a situaciones nuevas, especialmente en contextos sociales complejos como el escolar.
Organizar en tiempo y forma los materiales escolares activa al niño
Salerno recomienda organizar con tiempo los materiales escolares e involucrar activamente al niño en este proceso, transmitiéndole entusiasmo y confianza. Resulta especialmente beneficioso familiarizar al menor con la institución educativa y el personal docente antes del inicio formal de las actividades.
“El cerebro infantil necesita tiempo para adaptarse a nuevas situaciones, en un ambiente socio-emocional respetuoso, en calma, afectivo y contenedor”, enfatiza el profesional.
Controlar los horarios a la hora de dormir del niño
Ajustar gradualmente los horarios de sueño, mantener al niño enfocado en el presente e involucrarlo en la preparación de útiles, merendero y uniforme contribuye a generar un sentido de control y previsibilidad. La comunicación positiva resulta igualmente importante, ya que ayuda a situar al menor en un ambiente de mayor calma, reduciendo considerablemente los niveles de ansiedad.
El lenguaje no verbal de los padres transmite información emocional crucial que los niños perciben e interpretan.
Los objetos transicionales representan una herramienta efectiva para niños entre cuatro y seis años
Un juguete favorito puede funcionar como elemento de apego que brinda seguridad durante el periodo de adaptación. “Estos objetos ayudan al niño a transitar por ese ambiente nuevo con un elemento conocido al que se apega de manera positiva y con el que siente seguridad”, explica Salerno.
Adicionalmente, recomienda establecer rituales de despedida consistentes, como un abrazo especial, evitar prolongar la separación observando por la ventana y reforzar positivamente los logros del niño durante el proceso de adaptación.
Fuente: ABC Color
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