La Generación Z está redefiniendo las prioridades laborales al revalorizar profesiones que generaciones anteriores consideraban aburridas o poco atractivas. Esta nueva tendencia laboral muestra un cambio paradigmático en la valoración de la estabilidad, el equilibrio vida-trabajo y el bienestar mental por encima de la innovación constante o el prestigio profesional. Los jóvenes nacidos entre mediados de los años 90 y principios de los 2000 están aprovechando la baja demanda en sectores tradicionales para asegurar su futuro laboral, creando un inesperado resurgimiento de carreras que boomers y millennials habían relegado a un segundo plano.
El sector contable representa el ejemplo más claro de esta transformación. La profesión, tradicionalmente etiquetada como símbolo del trabajo monótono y repetitivo, enfrenta un déficit significativo de profesionales debido a la inminente jubilación del 75% de los contables actuales durante la próxima década. Esta situación ha creado una extraordinaria oportunidad laboral, con Fortune estimando que solo el mercado estadounidense requerirá aproximadamente 340.000 nuevos contables. La Generación Z está identificando esta brecha como una ventana estratégica para asegurar empleo estable sin comprometer sus valores fundamentales relacionados con el autocuidado y la salud mental.
Los datos respaldan la sensatez de esta elección profesional. Un estudio realizado en 2022 por el Centro de Estudios Financieros, la Universidad a Distancia de Madrid y la Universidad de Murcia reveló que el 94% de los graduados en Contabilidad en España consiguen empleo de calidad a jornada completa. Los salarios brutos promedio superan los 30.000 euros anuales, con casi un 20% alcanzando remuneraciones superiores a 40.000 euros en un corto período tras finalizar sus estudios. Esta realidad contrasta fuertemente con la precariedad laboral que enfrentan muchos jóvenes en sectores más dinámicos pero saturados.
La percepción de estas profesiones como aburridas persiste, según confirma un estudio de la Universidad de Essex que en 2022 clasificó la contabilidad como la segunda profesión más tediosa, solo superada por el análisis de datos. Sin embargo, la Generación Z está redefiniendo el concepto de éxito profesional, equilibrando esta característica con otros beneficios tangibles como la estabilidad económica, horarios predecibles y menor presión laboral. Esta revalorización representa un cambio significativo respecto a generaciones anteriores que priorizaban la innovación constante y la escalada corporativa a pesar del coste personal.
El propósito y el impacto social también juegan un papel fundamental en esta reorientación profesional. Fortune destacó cómo estudiantes universitarios utilizan sus conocimientos contables para generar un impacto positivo en sus comunidades, asesorando a personas en materia fiscal y finanzas personales. Esta faceta satisface otra de las prioridades definitorias de la Generación Z: realizar un trabajo con propósito y contribución social. Además, estas experiencias representan una valiosa acumulación de experiencia práctica que mejora sus perspectivas salariales tras la graduación, combinando pragmatismo con valores sociales.
A diferencia de los millennials, que priorizaban la flexibilidad laboral y trayectorias profesionales disruptivas, la Generación Z busca primordialmente trabajos que ofrezcan estabilidad para desarrollar su proyecto vital con un impacto controlado en su salud mental. Esta tendencia refleja una respuesta adaptativa a un contexto socioeconómico marcado por crisis sucesivas, incertidumbre generalizada y creciente conciencia sobre el bienestar psicológico. Los jóvenes están optando conscientemente por sacrificar cierto dinamismo profesional a cambio de seguridad económica y emocional, redefiniendo los parámetros del éxito laboral.
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El panorama laboral contemporáneo muestra cómo la Generación Z está pivotando desde titulaciones universitarias generalistas hacia formaciones profesionales específicas y oficios técnicos bien remunerados. Este cambio representa una evaluación pragmática del mercado: estos jóvenes enfrentan un entorno radicalmente distinto al de sus predecesores, con mayor competencia global y cambios tecnológicos acelerados. La respuesta ha sido priorizar habilidades concretas demandadas por el mercado sobre credenciales académicas que no garantizan empleabilidad, evidenciando una madurez estratégica en sus decisiones profesionales.
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La inteligencia artificial proyecta una sombra sobre estas profesiones tradicionales, que según diversos análisis presentan alto riesgo de automatización. Sin embargo, expertos como Sam Altman, figura destacada en el desarrollo de IA, anticipan que la tecnología evolucionará para complementar estas profesiones más que para reemplazarlas.
El escenario más probable contempla que la IA asuma las tareas más repetitivas y tediosas de procesamiento de datos, liberando a los profesionales para concentrarse en análisis estratégicos, interpretación contextualizada y asesoramiento personalizado. Esta colaboración humano-máquina podría, paradójicamente, transformar estos trabajos “aburridos” en roles más creativos y analíticos, alineándose mejor con las capacidades distintivamente humanas.
Fuente: Xataka