El próximo 7 de mayo de 2025, el Colegio Cardenalicio se encerrará en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo sucesor de Pedro. Cada cardenal trae consigo una historia profesional que define su estilo pastoral y su visión sobre el futuro de la Iglesia. Aunque todos visten púrpura, sus trayectorias reflejan caminos distintos en diplomacia, teología, derecho y trabajo comunitario.
Pietro Parolin, actual Secretario de Estado, representa el perfil del diplomático vaticano. Su carrera, marcada por negociaciones internacionales y acuerdos históricos como el acercamiento con China, refleja una experticia en la gestión del poder blando dentro de la Iglesia, más que en el ministerio parroquial.
Luis Antonio Tagle, exarzobispo de Manila, ha construido su carrera desde la comunicación y la evangelización. Con un estilo cercano y emotivo, su perfil destaca en el escenario global como un representante de la Iglesia misionera y multicultural, especialmente para Asia y África.
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Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa, encarna al pastor combativo y defensor social. En un contexto africano de pobreza y conflictos, ha liderado con una voz profética y firme, combinando la denuncia social con la ortodoxia doctrinal en temas controversiales.
Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, destaca por su trabajo en mediaciones de paz y su enfoque pastoral inclusivo. Formado en la Comunidad de Sant’Egidio, ha llevado adelante acciones diplomáticas silenciosas y ha mostrado apertura hacia sectores tradicionalmente marginados dentro de la Iglesia.
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Finalmente, Péter Erdő, arzobispo de Esztergom-Budapest, representa al académico y jurista. Su carrera se ha enfocado en el derecho canónico y la defensa de la doctrina tradicional, perfilándose como uno de los guardianes de la ortodoxia en tiempos de cambio.
Con 133 cardenales votantes, el próximo pontífice surgirá del cruce entre estos perfiles. Más allá de la elección de un nombre, el cónclave definirá qué rostro mostrará la Iglesia al mundo en los próximos años.
Fuente: Infobae
