Acostarse tarde: señal de alerta del sistema nervioso ante el estrés

Acostarse tarde, abusar del uso de pantallas o incluso desarrollar obsesiones perfeccionistas en el trabajo son conductas que, lejos de ser simples malos hábitos, pueden ser respuestas neurobiológicas a contextos de estrés crónico. Según la terapeuta especializada en ansiedad Miriam Salinas, estas reacciones representan intentos del cuerpo y la mente para encontrar refugio emocional ante la sobrecarga diaria.

La Organización Mundial de la Salud define el estrés como una respuesta natural frente a situaciones difíciles. Sin embargo, cuando esta respuesta se cronifica, altera funciones vitales como el sueño, las relaciones personales y la productividad. Entender el vínculo entre el estrés y estas conductas ayuda a dejar de culparse y a abordar las raíces reales del problema.

Salinas explica que acostarse tarde puede ser el resultado de buscar, en la tranquilidad de la noche, un espacio de seguridad emocional que no se encuentra durante el día. El estrés mantenido genera hipervigilancia, impidiendo que el cuerpo se relaje en las horas de actividad, lo que lleva a postergar el sueño para extender el único momento de calma.

Este fenómeno se conoce como procrastinación del sueño y ha sido objeto de estudios recientes. Para contrarrestarlo, la experta recomienda introducir pausas de tranquilidad durante el día, como caminatas o actividades relajantes, que permitan reducir la producción de cortisol, la hormona del estrés.

El uso de pantallas como escape

Otra conducta frecuente asociada al estrés crónico es el uso excesivo de dispositivos electrónicos. Según Salinas, pasar horas frente a una pantalla actúa como una estrategia de evitación cognitiva para no enfrentarse a pensamientos ansiosos o emociones incómodas. Aunque proporciona alivio temporal, perpetúa la desconexión emocional y el deterioro del descanso.

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El uso compulsivo de redes sociales o videojuegos debe ser entendido como un síntoma de un malestar emocional más profundo, que requiere estrategias de regulación emocional más efectivas y saludables.

Aislamiento social y perfeccionismo

El estrés también puede llevar al aislamiento social. Desde la perspectiva neurobiológica, evitar interacciones humanas puede ser una respuesta defensiva frente a un entorno percibido como amenazante. Las personas no necesariamente desean aislarse, sino que su sistema nervioso prioriza la protección emocional frente al riesgo social.

De manera similar, el perfeccionismo extremo surge como un intento de controlar un entorno interno caótico. Este rasgo, aunque socialmente valorado en ocasiones, puede ser desgastante y obstaculizar la productividad y el bienestar general.

El círculo vicioso del estrés y la salud

La falta de descanso adecuado, la evasión emocional y la autoexigencia perfeccionista refuerzan el estrés crónico, creando un círculo difícil de romper. Las consecuencias afectan tanto la salud física como mental, deteriorando la calidad de vida de manera progresiva.

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Reconocer que muchas conductas no son meros fallos de carácter, sino respuestas adaptativas ante un estrés no gestionado, es el primer paso para implementar cambios que favorezcan la recuperación del bienestar emocional.

Estrategias para una gestión efectiva

Adoptar hábitos de autocuidado, establecer rutinas de descanso, practicar ejercicios de regulación emocional y buscar apoyo profesional son pasos clave para mitigar el impacto del estrés crónico. Incorporar espacios diarios de relajación y establecer límites en el uso de pantallas son medidas concretas que contribuyen a recuperar un equilibrio saludable.

Promover una mayor comprensión sobre el estrés y sus manifestaciones permite abordar las causas de fondo y construir una vida más consciente y equilibrada.

Fuente: Xataka

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