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León XIV: el Papa que prefiere manejar su auto, es hincha de la Roma y juega al tenis

Hincha de la Roma, aficionado al tenis y cercano a los pobres. Así es León XIV, el nuevo Papa con corazón latino y estilo sencillo.

Hincha de la Roma, aficionado al tenis y con el hábito de manejar su propio auto. Así es León XIV, el nuevo Papa elegido por el Cónclave, quien además de ser el primer pontífice de origen estadounidense, es considerado por muchos como un verdadero Papa latinoamericano por sus más de cuatro décadas en Perú.

Quienes lo conocen lo describen como un hombre de carácter sereno pero firme, con la capacidad de tender puentes entre los sectores más conservadores y reformistas dentro de la Iglesia. Lo definen como “un puño de hierro en un guante de terciopelo”, por su forma de ejercer liderazgo con amabilidad, sin perder autoridad.

Robert Prevost, que nació en Chicago y más tarde se naturalizó peruano, fue obispo de Chiclayo y trabajó en las zonas más humildes del país andino antes de ser llamado a Roma por el Papa Francisco para ocupar el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos.

Su cercanía con el pontífice argentino, su fidelidad al proceso reformista y su habilidad para el consenso lo convirtieron en una figura clave dentro del Vaticano. Su elección en la cuarta votación del Cónclave significó, para muchos, una señal de continuidad del legado de Francisco.

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A León XIV le gusta el fútbol y desde su llegada a Roma se convirtió en tifoso de la Roma, equipo al que sigue con pasión. Incluso bromeó con que una victoria del club fue “el primer milagro de Francisco después de su muerte”.

En su tiempo libre, es un buen jugador de tenis (aunque él mismo se define como “discreto”) y no esconde su placer por conducir él mismo su pequeño auto. Se dice que, si por él fuera, seguiría manejando, incluso como Papa.

Con ciudadanía estadounidense y peruana, dominio del español e italiano, y una profunda sensibilidad hacia los pueblos más vulnerables, León XIV representa una síntesis cultural que busca reconciliar a una Iglesia dividida.

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En su primer mensaje como pontífice, frente a 150.000 personas reunidas en la Plaza San Pedro, agradeció en italiano y español, pero no habló en inglés, su idioma natal. Un gesto que no pasó desapercibido.

Durante su aparición ante la multitud, fue ovacionado con el cántico espontáneo “¡León! ¡León!”. Respondió con un “Grazie, Francesco” que emocionó a todos. Así se presentó al mundo el hombre que, con discreción, carisma y firmeza, promete liderar una nueva etapa para la Iglesia.

Fuente: Clarín