Creatividad. El niño hizo su propia remera albirroja con el número y nombre de Julio Enciso, uno de sus ídolos. Foto: Gentileza
Rodrigo Leiva es un niño paraguayo que logró superar una etapa difícil. En enero tocó la campana del Hospital de Clínicas que marca el fin de la quimioterapia. Fueron tres años de lucha contra la leucemia, una travesía que vivió junto a su madre Alba y sus tres hermanos menores, con quienes comparte una vivienda en Villeta.
Su pasión por el fútbol nunca se detuvo, ni siquiera en los momentos más duros del tratamiento. Rodrigo practica todos los días en una pequeña cancha del barrio Libertad. Ahí forja su anhelo de llegar a ser jugador profesional, con el propósito firme de ayudar a su familia y cumplir un sueño personal.
Ahora que concluyó su tratamiento médico, mantiene controles periódicos para monitorear su salud. Mientras tanto, sigue asistiendo a la escuela y continúa con los entrenamientos, como cualquier chico que ama el fútbol. Sin embargo, hay un sueño más que alimenta con entusiasmo: conocer en persona a los jugadores de la Selección Nacional.
Rodrigo desea conocer a todo el plantel albirrojo y al entrenador Gustavo Alfaro. Lo expresó con humildad y esperanza en un video grabado con ayuda de su familia, donde cuenta su historia y pide una oportunidad para encontrarse con sus ídolos. Su mensaje, sencillo y emotivo, ya empieza a circular por redes sociales.
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El deseo de asistir a un partido en el estadio Defensores del Chaco aún no se ha cumplido. Nunca ha podido ver en vivo a la Albirroja, aunque sueña con ese día. Vive a pocos kilómetros del CARDE, el complejo donde entrena la Selección antes de cada compromiso, lo que alimenta aún más su ilusión.
Su esperanza es que algún jugador, directivo o integrante del cuerpo técnico escuche su voz. Porque para él, la vida apenas comienza y su lucha es ya una historia de superación que merece ser celebrada con un abrazo albirrojo.
Fuente: Última Hora
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