Trump y Epstein: una relación marcada por el escándalo

Donald Trump y Jeffrey Epstein mantuvieron una estrecha amistad durante casi 15 años en los círculos sociales de Palm Beach y Manhattan hasta su ruptura en 2004. La relación incluyó cenas suntuosas en la mansión de Epstein en el Upper East Side de Nueva York y fiestas exclusivas con animadoras y modelos en el club privado Mar-a-Lago de Trump en Florida.

Los registros documentan que Trump utilizó el Boeing 727 de Epstein al menos siete veces durante cuatro años en la década de 1990, principalmente para vuelos entre Palm Beach y el aeropuerto privado de Teterboro en Nueva Jersey. Las grabaciones de 1992 de NBC News capturaron a ambos en una fiesta en Mar-a-Lago con animadoras de los Buffalo Bills, donde se observa a Trump susurrando al oído de Epstein.

Ambos hombres compartían orígenes similares como neoyorquinos de barrios periféricos que triunfaron en Manhattan y desarrollaron reputaciones como playboys ostentosos. Trump declaró en 2002 a la revista New York que conocía a Epstein desde hacía 15 años, describiéndolo como un tipo estupendo y muy divertido, agregando que le gustaban las mujeres hermosas, muchas de ellas jóvenes.

Varias mujeres que estuvieron en la órbita de Epstein han relatado encuentros con Trump durante este período. Virginia Giuffre, reclutada como asistente de spa en Mar-a-Lago en 2000, posteriormente alegó haber sido manipulada y abusada por Epstein. Maria Farmer describió un encuentro de 1995 donde Epstein advirtió a Trump que ella no era para él.

Trump, Melania, Epstein y Maxwell. Clarín

Stacey Williams, exmodelo de Sports Illustrated, acusó a Trump de manosearla en 1993 cuando Epstein la llevó a la Torre Trump. Williams describió el incidente como si fuera un trozo de carne entregado en la oficina como parte de un juego entre ambos hombres. La campaña de Trump negó categóricamente estas acusaciones calificándolas de inequívocamente falsas.

La amistad terminó abruptamente a finales de 2004 durante una disputa por la Maison de l’Amitié, una mansión junto al mar en Palm Beach. Los dos hombres hipercompetitivos hicieron que sus abogados presentaran ofertas por la propiedad, resultando Trump victorioso con una compra de 41.35 millones de dólares.

Trump posteriormente les contó a allegados que se separó de Epstein porque actuó inapropiadamente con la hija de un miembro de Mar-a-Lago, obligándolo a vetarle la entrada al club. Brad Edwards, abogado de víctimas de Epstein, confirmó que Trump le relató una historia similar en 2009, coincidiendo con el inicio de la investigación policial contra Epstein.

Cuando Epstein fue arrestado nuevamente en 2019, Trump inmediatamente buscó distanciarse declarando que lo conocía como todo el mundo en Palm Beach pero que había tenido una discusión con él hacía mucho tiempo. Trump negó tener conocimiento de los abusos de Epstein y afirmó no haber hablado con él en 15 años, calificando su separación temprana como muestra de buen gusto.

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Epstein acabó enfrentando cargos por tráfico sexual de menores, mientras Trump comenzaba su ascenso político hacia la presidencia. Paralelamente, utilizó la información relacionada con Epstein como una estrategia de campaña, prometiendo revelar la lista de implicados en el caso, la cual, según él, estaba compuesta mayormente por celebridades y figuras del Partido Demócrata.

Activistas colocaron un cartel que mostraba al presidente Donald Trump y a Jeffrey Epstein cerca de la embajada de Estados Unidos en Londres. Foto AP

Desde el inicio de su segundo mandato, Trump enfrentó crecientes presiones para desclasificar documentos relacionados con el caso Epstein. En julio de 2025, su administración ordenó al Departamento de Justicia solicitar la apertura del testimonio del gran jurado en los procesos contra Epstein y Ghislaine Maxwell, aunque estos documentos no contienen detalles concluyentes sobre su vínculo personal con el caso.

La defensa pública de Trump ha sido consistente: niega haber sabido de los abusos y considera las acusaciones una distracción política. No obstante, su distanciamiento de Epstein tras el conflicto inmobiliario contrasta con declaraciones anteriores, como la entrevista en 2002 donde describía a Epstein como alguien que disfrutaba la compañía de mujeres jóvenes.

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El caso Epstein ha sido reactivado por aliados del propio Trump, quienes promovieron teorías sobre una supuesta red de protección a figuras demócratas. Pero las contradicciones internas en su administración y la ausencia de revelaciones nuevas han provocado frustración entre sus bases. La figura del presidente estadounidense permanece expuesta en este contexto, especialmente por sus antiguos vínculos personales.

Mientras Ghislaine Maxwell continúa cumpliendo una condena por tráfico sexual, y la Corte Suprema evalúa su apelación, el entorno de Trump intenta cerrar este capítulo incómodo. Sin embargo, las preguntas sobre su relación con Epstein y el conocimiento de los hechos permanecen abiertas, reforzando la atención sobre uno de los escándalos más duraderos de la política estadounidense reciente.

Fuente: Clarín

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