Foto: Jesús Riveros.
Un día como hoy, pero en 1998, la tranquilidad de la comunidad de Tañarandy, en el departamento de Misiones, se vio sacudida por un suceso que hasta hoy genera debate. Un objeto volador no identificado habría aterrizado en el campo de una familia, dejando marcas visibles y una historia que marcó a toda una generación.
La protagonista del relato fue Fidelina Genes, ya fallecida, quien relató en su momento que en la mañana del 28 de julio de aquel año, mientras se encontraba con sus hijos alimentando a sus terneros, presenció cómo una “máquina” descendía sobre su terreno. “Vimos algo redondo bajar y cuando se abrió una especie de puerta, salieron unas figuras iguales a nosotros”, había relatado.
Lejos de entrar en pánico, la familia observó en silencio. “No dijeron nada, solo nos miraban. Nosotros también nos quedamos quietos. No sentíamos miedo”, relató Genes en entrevistas anteriores. Según su testimonio, los visitantes no portaban objetos y se mantuvieron en el lugar por un tiempo antes de retirarse.
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Uno de los elementos que dio fuerza al relato fue el rastro que, según los pobladores, quedó en el sitio del aterrizaje. El pasto había quedado quemado y la tierra alterada, una evidencia física que, para muchos, dio veracidad a la historia.
Desde entonces, el relato ha formado parte del imaginario colectivo de Tañarandy. Año tras año, los pobladores rememoran el episodio, algunos con convicción y otros con escepticismo, pero todos reconociendo que ese día marcó a la comunidad.
Fuente: ABC Color
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