Hiroshima y Nagasaki, 80 años después de la bomba atómica que cambió la historia

El 6 y el 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, dejando un saldo estimado de 210.000 muertos entre impactos directos y consecuencias posteriores. La detonación de “Little Boy” y “Fat Man” marcó no solo el final de la Segunda Guerra Mundial, sino también el inicio de una era de amenaza atómica que persiste ocho décadas después.

Este 6 de agosto, Hiroshima conmemoró el 80 aniversario del bombardeo con una ceremonia en el Parque Memorial de la Paz. Bajo un calor sofocante, unas 55.000 personas se reunieron para rendir homenaje a las víctimas y renovar el llamado global por el desarme nuclear. A las 8:15, hora exacta del ataque, se guardó un minuto de silencio mientras sonaba la Campana de la Paz.

El alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, apeló a la conciencia global: “Debemos unirnos como sociedad civil y trabajar por la abolición de las armas nucleares”. En su discurso, instó a los líderes mundiales a visitar Hiroshima y ver con sus propios ojos el daño irreparable causado por un ataque atómico.

La ceremonia contó con la presencia de representantes diplomáticos de más de 120 países, incluidos Estados Unidos, Reino Unido, Francia, India, Palestina, Ucrania y Taiwán. Sin embargo, Rusia volvió a ausentarse en medio del conflicto con Ucrania. Bielorrusia participó por primera vez desde 2020.

El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, reafirmó el compromiso de su país con el desarme, recordando los tres principios no nucleares establecidos en 1967: no poseer, no producir y no permitir armas nucleares en territorio japonés. También advirtió sobre el deterioro del entorno internacional y la necesidad urgente de revitalizar el Tratado de No Proliferación Nuclear.

Desde la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), su directora ejecutiva Melissa Parke alertó sobre la creciente posibilidad de una confrontación nuclear. “El riesgo es mayor que nunca”, afirmó, apuntando a las actuales tensiones geopolíticas entre potencias atómicas.

Un campo de escombros frente al casco de un edificio en HiroshimaCredit…Stanley Troutman, vía Associated Press

Por primera vez desde 1957, el número oficial de hibakusha (sobrevivientes de los ataques) cayó por debajo de los 100.000. En Hiroshima, se registran 48.310 personas vivas reconocidas por el Estado, mientras que Nagasaki contabiliza 23.543.

A pesar de ser signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear, Japón no se ha adherido al Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, en vigor desde 2021. El gobierno argumenta que la iniciativa no incluye a las principales potencias nucleares y podría interferir con su alianza estratégica con Estados Unidos.

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Organizaciones de víctimas, como Nihon Hidankyo —galardonada recientemente con el Nobel de la Paz— y autoridades locales, reclaman un mayor protagonismo de Japón en los foros internacionales de desarme, criticando la postura conservadora de Tokio ante el actual panorama global.

El aniversario de Hiroshima no solo fue una jornada de memoria, sino también una advertencia: la amenaza nuclear sigue presente. Con nuevos focos de tensión y arsenales vigentes, la promesa de “nunca más” aún está lejos de cumplirse.

Fuente: Infobae

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