Foto: María Victoria.
Tres meses sin cobrar y una deuda de 18.000 millones de guaraníes. Esta es la realidad que atraviesan los 170 trabajadores de Cañas Paraguayas SA (Capasa), la empresa estatal que produce las reconocidas marcas Aristócrata y Parapití.
El sindicato de la empresa se movilizó esta mañana para denunciar la grave crisis financiera que mantiene paralizada la producción y sin cobertura médica a los empleados.
Javier Villalba, secretario general del gremio, responsabilizó directamente a la gestión anterior por el desastre administrativo que heredó la actual dirección.
“José Ocampos dejó pérdidas por más de 7.000 millones de guaraníes, además de una partida de cheques voladores por 11.000 millones”, denunció el dirigente sindical durante la protesta.
Una planta que no produce desde hace semanas. La falta de insumos y materia prima mantiene las instalaciones de Capasa completamente inactivas, situación que preocupa especialmente de cara al verano, temporada de mayor consumo de bebidas alcohólicas.
“No podemos cumplir con nuestros consumidores, eso va a impactar de vuelta en el verano”, advirtió Villalba, quien alertó sobre la posible escasez de las dos marcas más emblemáticas de la empresa estatal.
Los trabajadores no perciben sus salarios desde junio pasado, acumulando una deuda de tres meses que se suma a los atrasos arrastrados desde 2024.
La crisis también afecta la cobertura del seguro social, dejando a los empleados sin acceso a consultas médicas ni posibilidades de jubilación a través del IPS.
El círculo vicioso de la crisis estatal. Villalba señaló que el síndico Nelson Galván también tiene responsabilidad en la situación por “no denunciar lo que estaba pasando” durante la gestión anterior.
Manuel Chávez, actual presidente de Capasa, ya presentó informes detallados sobre la crisis en múltiples instituciones: Procuraduría, Ministerio de Industria y Comercio, Dirección de Empresas Públicas y Ministerio de Economía.
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Sin embargo, las gestiones no han derivado en soluciones concretas que permitan reactivar la producción ni garantizar el pago de salarios adeudados.
El impacto de la crisis trasciende a los empleados directos y alcanza a más de 2.000 familias que dependen indirectamente de Capasa a lo largo de toda la cadena productiva.
Fuente: ABC Color
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