Foto: Kevin Lamarque (Reuters)
La esperada cumbre de Alaska entre Donald Trump y Vladímir Putin concluyó con un balance ambiguo: grandes gestos políticos, pero sin resultados concretos sobre Ucrania. Durante dos horas y media de conversaciones en la base militar Elmendorf-Richardson, ambos líderes manifestaron su interés en seguir dialogando, aunque las posiciones continúan alejadas.
Para Putin, el encuentro supuso un logro simbólico. Tras más de tres años de aislamiento desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, el presidente ruso consiguió la foto con honores militares en suelo estadounidense, proyectando el fin de su condición de paria internacional. Todo ello sin ofrecer concesiones.
Trump, por su parte, buscó reforzar su imagen de estadista y mediador global. En conferencia conjunta, admitió que no se alcanzó lo “más importante”, pero aseguró que existen “buenas posibilidades” de lograr avances en futuros encuentros. Posteriormente, en declaraciones a Fox News, adelantó la posibilidad de una reunión entre Putin y Volodímir Zelenski, en la que él mismo podría participar.
El mandatario estadounidense también trasladó la responsabilidad hacia Ucrania. Recomendó a Zelenski “llegar a un pacto” con Moscú, recordando que “Rusia es una gran potencia, y ellos no lo son”. En paralelo, se mostró más cauto respecto a China, evitando medidas inmediatas contra Pekín por su comercio energético con Moscú, aunque advirtió que sí planea presionar a India en ese terreno.
Putin, por su parte, reiteró sus exigencias iniciales: impedir la entrada de Ucrania a la OTAN, limitar la ayuda militar occidental y consolidar el control ruso sobre las provincias de Lugansk y Donetsk, incluidas zonas aún en poder de Kiev. Condiciones que tanto Zelenski como las capitales europeas consideran inaceptables.
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El líder ruso insistió en que “Rusia quiere sinceramente acabar el conflicto”, pero dejó claro que no renunciará a esas demandas. Al final de su intervención, lanzó una invitación provocadora: “¿La próxima vez, en Moscú?”. Trump, sin descartarlo, calificó la idea como “interesante”.
Aunque la cita fue la séptima entre ambos líderes, se trató del primer encuentro de un presidente estadounidense con Putin desde el inicio de la guerra en Ucrania. La falta de avances concretos alimenta la incertidumbre en Europa y en Kiev, donde temen que futuros contactos puedan derivar en presiones para aceptar condiciones desfavorables.
Fuente: El País
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