Fotografía del mosquito Aedes aegypti, responsable de transmitir el dengue, a través de un microscopio. Un estudio ceintífico demostró que son resistentes a uno de los pesticidas más utilizados. Andre Borges
El dengue continúa expandiéndose en América Latina, con brotes cada vez más frecuentes y de mayor impacto sanitario. Sin embargo, un reciente estudio internacional reveló un patrón climático que permitiría anticipar con meses de antelación los riesgos de nuevas epidemias.
La investigación, publicada en la revista Science Translational Medicine, analizó 35 años de datos epidemiológicos y climáticos en 213 provincias e islas de 14 países de América Latina y el Caribe. Los resultados muestran que las grandes epidemias de dengue se intensifican aproximadamente cinco meses después de episodios de El Niño.
El trabajo fue desarrollado por científicos de Estados Unidos, Brasil, Argentina, Colombia y México, con la participación de instituciones como los CDC, la Universidad de Harvard, la OPS, el Instituto Oswaldo Cruz y el Conicet. El estudio evidenció que más del 60% de las regiones analizadas registraron brotes anuales con una sincronización sorprendente entre ciudades distantes.
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Los investigadores señalaron que los brotes no dependen únicamente del clima, sino también de factores como la movilidad de las personas, la urbanización acelerada y la circulación simultánea de diferentes serotipos del virus. No obstante, el vínculo con El Niño ofrece una herramienta predictiva valiosa para las autoridades sanitarias.
En países como Brasil y el norte de Argentina, los brotes tienden a repetirse en los mismos meses del año, reflejando la influencia de las estaciones. En contraste, en regiones más cercanas al ecuador, los patrones son menos predecibles pero igualmente afectados por cambios extremos de temperatura y lluvias.
Los investigadores resaltaron que tras los eventos de El Niño en 1997, 2007 y 2015 se produjeron epidemias coordinadas en varias naciones. Estos episodios muestran cómo el clima puede actuar como catalizador de crisis sanitarias regionales.
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Entre las recomendaciones, los autores insistieron en fortalecer la cooperación internacional, compartir datos en tiempo real y mejorar los sistemas de vigilancia epidemiológica. La detección temprana y la respuesta rápida son esenciales para reducir casos graves y muertes.
Finalmente, el estudio subraya la importancia de prestar atención a las ciudades que históricamente registran más brotes, ya que allí el riesgo de epidemias futuras es mayor. La prevención y la preparación, concluyen, deben estar en el centro de la estrategia regional contra el dengue.
Fuente: Infobae
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