Beijing fue escenario de una demostración de fuerza que trasciende lo militar y apunta al tablero geopolítico global. Xi Jinping encabezó un desfile que recorrió la Avenida de la Paz Eterna con misiles hipersónicos, drones submarinos y miles de soldados marchando al paso de la oca, en una exhibición que reunió a Vladimir Putin, Kim Jong Un y Masoud Pezeshkian en primera fila.
El evento se produce tras tres días de cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, donde China consolidó su mensaje de alternativa frente al liderazgo occidental. Xi presentó a su país como una potencia “responsable y estable” en medio de un escenario internacional marcado por tensiones y guerras.
Xi Jinping recibe en Pekín a Vladimir Putin y Kim Jong-un en un encuentro que los analistas occidentales ya llaman el “Eje de la Agitación”.
La reunión, enmarcada en un desfile militar multitudinario, busca mostrar la influencia de China sobre regímenes aliados que desafían… pic.twitter.com/Vz8TDa1O1O
— Expansión (@ExpansionMx) September 2, 2025
Analistas destacan que es la primera vez que los líderes de China, Rusia, Corea del Norte e Irán coinciden en un mismo acto, lo que refuerza la percepción en Washington de un “eje de agitación” antiestadounidense. Moscú recibió armas y apoyo económico de Teherán y Pyongyang, mientras que Beijing apuntaló su economía con intercambios comerciales en plena guerra en Ucrania.
Para el mandatario chino, el momento es oportuno. Con Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump y enfrascado en disputas comerciales incluso con aliados, Xi busca proyectar a su país como un referente de estabilidad y como alternativa al orden liberal internacional impulsado por Occidente tras la Segunda Guerra Mundial.
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El desfile también tuvo un fuerte componente simbólico: coincidió con el 80 aniversario de la rendición de Japón, un guiño a la narrativa histórica de China y Rusia como vencedores de un orden que ahora dicen ver en crisis. “Las reglas internas de unos pocos países no deberían imponerse a otros”, insistió Xi, en clara alusión a Estados Unidos.
En paralelo, la cercanía entre líderes como Narendra Modi y Putin, saludando con entusiasmo a Xi, mostró que incluso países cortejados por Washington empiezan a acercarse a Beijing. Para los observadores, el mensaje quedó claro: China pretende consolidarse como el eje de un orden alternativo, capaz de atraer a socios tradicionales de Occidente y de reforzar alianzas con gobiernos cuestionados por Estados Unidos.
Fuente: CNN







