Foto: Martin Mejia (AP)
La noche del miércoles se tiñó de sangre en el centro de Lima, Perú. Lo que comenzó como una protesta pacífica contra el nuevo gobierno de José Jerí terminó con hospitales desbordados: 78 policías y 24 manifestantes heridos, más 10 detenidos. La Defensoría del Pueblo confirmó que Ruiz llegó sin vida al Hospital Loayza tras recibir el impacto de bala.
Eduardo Ruiz cayó muerto por un disparo cerca de Plaza Francia mientras miles de peruanos gritaban contra el Congreso. La bala que acabó con su vida habría salido del arma de un policía encubierto descubierto entre la multitud, según testigos presenciales que grabaron el caos de una jornada que dejó 102 heridos.
El momento crítico ocurrió a las 23:30 horas. Un grupo intentó derribar las vallas metálicas del Congreso mientras otros encendían fogatas y lanzaban botellas. En medio del enfrentamiento, testigos aseguran que identificaron a un “terna” —jerga para policías infiltrados— entre los manifestantes. Al verse descubierto, el supuesto agente habría disparado mientras intentaba huir.
Las redes sociales explotaron con videos comprometedores. Una agente de tránsito aparece disparando hacia manifestantes después de caerse de su moto. Fotografías de casquillos de bala esparcidos por Plaza Francia circulan como evidencia. El ministro del Interior, Vicente Tiburcio, negó rotundamente la presencia de agentes encubiertos, pero ordenó investigar “hasta las últimas consecuencias”.
La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos exigió una investigación independiente. “Es urgente determinar responsabilidades por esta muerte”, declararon mientras las familias de heridos esperaban noticias en hospitales capitalinos. El presidente Jerí, nombrado tras la caída de Dina Boluarte, apenas atinó a pedir “objetividad” en las pesquisas.
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Miles marcharon no solo en Lima. Ciudades como Arequipa, Cusco y Trujillo registraron réplicas masivas contra un Congreso acusado de perpetuar la corrupción. El nuevo gabinete de Jerí, conformado apenas horas antes con figuras ligadas a la derecha política, es visto como continuidad del régimen de Boluarte que dejó 49 muertos entre 2022 y 2023.
Los jóvenes lideran esta nueva ola de indignación. Colectivos sociales denuncian que el cambio de Boluarte por Jerí es maquillaje político mientras la inseguridad devora las calles y la economía se desploma. Esta movilización, catalogada como la más grande desde las protestas contra Boluarte, marca un punto de quiebre.
Fuente: Clarín
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