Óscar Daniel Cabreira Pinazo, fallecido. Era investigado como presunto lavador de dinero de Alexandre Rodrigues Gomes / Federico Santoro, era el presunto lavado de dinero de Sebastián Marset. Fue extraditado y condenado en Estados Unidos.
Las investigaciones del Ministerio Público revelan que las estructuras narcotraficantes utilizan operadores financieros para mover grandes sumas de dinero fuera del sistema bancario. En Paraguay, los casos Pavo Real Py II y A Ultranza Py expusieron cómo dos de estos operadores, Óscar Daniel Cabreira Pinazo y Federico Ezequiel Santoro Vasallo, actuaban en coordinación, pese a responder a diferentes jefes criminales.
De acuerdo con los datos extraídos de la plataforma encriptada SKY ECC, intervenida en 2021 por la Policía de Francia, ambos formaban parte de una red que manejaba fondos del tráfico internacional de drogas. Los mensajes fueron la base de la imputación contra Cabreira por tráfico de drogas, asociación criminal y comercialización de estupefacientes.
Las conversaciones entre Cabreira, alias “SIMBA”, y Santoro, identificado como “CAPITÁN”, revelaron una colaboración directa para operaciones financieras ilícitas entre 2019 y 2021. Ambos tenían una jerarquía horizontal, actuaban con autonomía y coordinaban envíos de dinero mediante códigos representados por “tokens”, billetes marcados que servían como comprobantes de transacciones clandestinas.
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El sistema operaba bajo el método conocido como “hawala”, que permite transferir fondos sin recurrir a bancos ni dejar registros. Las operaciones incluían intermediarios en Paraguay, Brasil y Bolivia, utilizando casas de cambio como “Fénix Cambios”, con presencia en Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero y Asunción. En un intercambio fechado el 21 de enero de 2020, los investigadores detectaron que un billete de cinco euros con una inscripción manual fue enviado entre varios contactos como código de validación.
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Los chats también muestran que “SIMBA” y “CAPITÁN” colaboraban para cumplir con las exigencias de sus patrones, facilitando el flujo de dinero proveniente del narcotráfico. La Fiscalía presume que ambos integraban una red financiera paralela, creada para garantizar la movilidad de fondos ilícitos y evitar la detección de operaciones multimillonarias.
Las evidencias señalan que durante 2020 los operadores mantuvieron una actividad ininterrumpida de triangulación de dinero entre organizaciones de Paraguay, Bolivia y Brasil. Los investigadores sostienen que el sistema funcionaba como un engranaje financiero regional del crimen organizado, donde los “tokens” servían como claves para validar transacciones sin dejar rastros digitales.
Fuente: ABC Color
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