Foto: Shutterstock.
El Ministerio de Salud reporta este año un incremento superior al 50% en los casos de leishmaniasis en personas, un escenario que coincide con una mayor cantidad de diagnósticos en perros. Ante esta tendencia, especialistas insisten en la necesidad de reforzar la vigilancia ambiental y de mantener controles veterinarios para reducir los riesgos de transmisión.
Los datos oficiales indican que 149 personas fueron diagnosticadas con leishmaniasis en lo que va del año. Veterinarios mencionan que en las clínicas también se observa una mayor cantidad de mascotas con la infección, lo que obliga a revisar hábitos de convivencia, limpieza del entorno y consultas tempranas.
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El médico veterinario Nelson Scappini explicó que la enfermedad en perros no cuenta con una cura química debido a que se origina por un parásito protozoario de rápida diseminación. Señaló que el objetivo del tratamiento es disminuir la carga parasitaria y mantener al animal estable bajo supervisión profesional. Indicó que, con constancia, la mascota puede llevar una vida normal y no representar un riesgo para otras personas o animales.
En cuanto a los síntomas, la leishmaniasis canina puede manifestarse con pérdida de peso, caída del pelo, lesiones cutáneas, heridas persistentes y crecimiento acelerado de las uñas. Algunos cuadros incluyen conjuntivitis y costras en zonas expuestas. Debido a la afectación de varios órganos, las señales pueden ser confusas en fases tempranas.
El parásito se transmite a través del flebótomo Lutzomyia, conocido como “karachã”. Este insecto se reproduce en restos orgánicos en descomposición, como hojas acumuladas, frutas caídas, madera húmeda o huecos de árboles. Por ello, el control ambiental es considerado un componente clave en la prevención.
Los veterinarios describen tres pilares del manejo en mascotas: tratamiento farmacológico según cuadro clínico; uso de collares repelentes, pipetas y baños medicados; y limpieza de espacios donde pueda desarrollarse materia orgánica. Advierten que la automedicación incrementa riesgos y puede provocar resistencia a los fármacos.
En cuanto al impacto en personas, los grupos con mayor vulnerabilidad incluyen niños, adultos mayores y personas con defensas comprometidas. Scappini recordó que incluso el estrés puede debilitar la respuesta inmunológica, por lo que la prevención debe abarcar tanto el ambiente como el manejo responsable de mascotas.
El especialista también alertó sobre la presencia de falsos profesionales en el país. Recomendó verificar el registro de veterinarios antes de iniciar un tratamiento, ya que intervenciones inadecuadas pueden agravar el cuadro.
Sobre la evolución de la enfermedad en perros, explicó que, con controles permanentes, el animal puede vivir varios años sin complicaciones significativas. Indicó que cada vez menos familias consideran el sacrificio como primera opción y que la tendencia apunta hacia tratamientos continuos y acompañamiento veterinario.
El incremento de casos en personas llevó a que el Senepa refuerce la comunicación sobre síntomas de alarma. En la forma visceral, estos incluyen fiebre nocturna, pérdida de peso, falta de apetito y aumento del abdomen por agrandamiento del hígado y el bazo. Sin atención, puede ser letal.
La forma tegumentaria provoca úlceras indoloras en zonas expuestas y puede evolucionar a la variante mucosa, que afecta nariz, boca y vías respiratorias. La recomendación sigue siendo consultar ante cualquier lesión para confirmar o descartar la infección.
Respecto a la prevención ambiental, Senepa sugiere mantener patios limpios, eliminar restos orgánicos, retirar frutas caídas y desmalezar, además de controlar gallineros y corrales. En caso de confirmarse un contagio, se aplican fumigaciones específicas y se instruye al personal de salud para reforzar la vigilancia local.
Fuente: ABC Color
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