Flor Maldonado y su camioneta Chevrolet.
En un escalofriante ataque filmado por cámaras de seguridad, un pirómano solitario desató el caos en un estacionamiento de San Lorenzo, incinerando la camioneta de una modelo e iniciando una reacción en cadena que destruyó tres vehículos de alta gama en minutos, valorados en cientos de millones de guaraníes.
La hipótesis es clara y contundente: el incendio fue un acto criminal. Las imágenes de circuito cerrado no dejan dudas y muestran al atacante ingresar al predio y, minutos después, prender fuego a su objetivo en la madrugada del miércoles en el barrio Virgen de Fátima.
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El asalto fue un operativo calculado. Las cámaras captaron la llegada: dos hombres en motocicleta. Mientras uno esperaba afuera, el otro descendió, trepó la reja sin dificultad –una señal de la nula seguridad– y accedió al estacionamiento, dirigiéndose directo a su objetivo.
El objetivo del atacante era claro: la camioneta de alta gama propiedad de la modelo Flor Maldonado. El hombre se acercó, aplicó el combustible y, en segundos, la parte trasera del rodado se convirtió en una llamarada viva. Las llamas, virulentas, se propagaron de forma imparable, saltando de vehículo en vehículo como un depredador sediento.
La destrucción alcanzó una camioneta Chevrolet S10, un automóvil Toyota Corolla Cross y un Citroën C3, todos correspondientes al costoso año 2025. Aunque otros 12 vehículos pudieron ser retirados a tiempo por sus propietarios, el fuego consumió por completo los tres rodados iniciales.
Flor Maldonado, una figura pública conocida en redes sociales y eventos, es ahora el centro de esta investigación por presunto atentado. Aunque no se reportaron heridos ni daños estructurales al edificio, las autoridades se preguntan qué móvil hay detrás del ataque directo a su propiedad.
La Policía y el Ministerio Público buscan determinar si el atentado está ligado a una amenaza personal, un conflicto laboral o si fue un acto de vandalismo dirigido a intimidarla.
Cuando los bomberos, liderados por el teniente Abel Gómez, llegaron para sofocar el infierno, se enfrentaron a un segundo problema tan grave como el ataque: la seguridad del edificio colapsó.
Gómez detalló el escándalo de seguridad: los extintores estaban cerrados con candados y la boca hidrante era inútil, pues le faltaban la manguera y el encastre. El sistema de protección del edificio falló en el 100% de sus puntos, obligando a los rescatistas a depender exclusivamente de sus propios recursos, una situación que convirtió el estacionamiento en una trampa mortal y permitió la escalada de la destrucción.
Ahora, con el video como prueba irrefutable, el foco de la investigación se centra en dos preguntas clave: ¿Quién le prendió fuego a la camioneta de Flor Maldonado y, más importante, quién lo envió? El caso expone una vulnerabilidad crítica que exige la revisión inmediata de los protocolos de seguridad en toda la ciudad.
Fuente: Última Hora
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