En la Escuela Básica 5600 Prof. María Adolfina Lugo, en Ypané, padres instalaron carpas, sillas, trajeron sus termos y hasta mesas para pasar la noche frente al portón y poder inscribir a sus hijos.
La escasez de aulas y docentes en las escuelas públicas está llevando a muchas familias a pasar la noche frente a las instituciones educativas con tal de asegurar un lugar para el próximo año lectivo.
En varias ciudades del país, la inscripción por orden de llegada obliga a los padres a formar filas desde el día anterior. Lo que debería ser un trámite rápido, se convierte en una larga vigilia marcada por la urgencia de acceder a una educación básica digna.
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En la Escuela Básica N.º 5600 Prof. María Adolfina Lugo, en Ypané, varios padres ya instalaron carpas, sillas y hasta termos frente al portón con la intención de conseguir un lugar en séptimo grado.
El problema es que, aunque 90 alumnos terminan sexto, solo hay espacio para 40. Tomasa Cañiza, una de las madres presentes, comentó que la escuela está “superpoblada y sin rubros”. Según dijo, la directora ya pidió más docentes al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), pero hasta ahora no hay respuesta.
La situación, afirma Tomasa, no es nueva. El año pasado también se formaron largas filas para inscribir a los chicos. Recordó que el MEC había prometido nuevos rubros, pero nunca llegaron. La consecuencia: aulas con hasta 70 alumnos. En invierno se podía sobrellevar, pero en verano se vuelve insoportable por el calor, el hacinamiento y la falta de ventilación.
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Lo mismo ocurre en Asunción. En la Escuela Básica República Oriental del Uruguay, los padres ya empiezan a llegar desde la tarde del día anterior. En este caso, el problema principal es el turno. Para séptimo grado en el turno mañana solo hay unos 28 lugares, mientras que por la tarde hay más disponibilidad. La inscripción también se realiza por orden de llegada.
Carmen Villamayor, mamá de uno de los estudiantes, contó que llegó a las 4 de la tarde para intentar asegurar un lugar en el turno mañana. “Trabajo todo el día y es el único horario que me sirve para que mi hijo siga estudiando sin alterar nuestra rutina”, explicó.
Adilio Zorrilla, otro papá que madrugó, señaló que la alternativa sería que su hijo pase automáticamente al turno tarde, lo que complicaría la organización familiar. “No queda otra que llegar temprano si queremos mantener el horario”, dijo.
Fuente: ABC Color
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