Imagen: AP
La decisión del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva de redefinir el sistema tributario de su país comenzará a tener impacto a partir de 2026 y ya genera lecturas en Paraguay. La reforma, considerada la más profunda en décadas, elimina el impuesto a la renta para quienes perciben hasta 5.000 reales mensuales, alrededor de USD 940, y crea un nuevo gravamen de hasta el 10% para las rentas anuales superiores al millón de reales, unos USD 188.000.
El eje central de la medida es trasladar el peso fiscal desde la clase trabajadora hacia un grupo reducido de contribuyentes de altísimos ingresos. El gobierno brasileño estima que unos 140.000 contribuyentes, equivalentes al 0,1% de la población, asumirán la nueva carga tributaria. Lula presenta la reforma como una corrección de la “injusticia tributaria” y como parte de un giro hacia un sistema más progresivo.
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Según los cálculos oficiales, la exoneración beneficiará a cerca de 15 millones de personas, al liberar recursos que se destinarán principalmente al consumo interno. Las proyecciones señalan una inyección aproximada de USD 4.500 millones en la economía familiar. El propio presidente ejemplificó que, con renta cero sobre salarios de 4.800 reales, una persona puede ahorrar unos 4.000 reales al año, monto que se aproxima a la percepción de un decimocuarto salario.
Más allá de Brasil, la reforma abre un debate sobre sus efectos indirectos en la región. En países vecinos con regímenes fiscales considerados competitivos, como Paraguay, se anticipan movimientos de capital. Un analista de economía brasileña, que pidió reserva de su identidad por trabajar en un organismo multilateral, señaló que podría aumentar el número de contribuyentes de altos ingresos que busquen residencia fiscal en Paraguay para proteger su patrimonio frente al nuevo esquema impositivo.
El mismo especialista indicó que el capital que se reubique tendrá un perfil principalmente rentista. En ese escenario, el sector inmobiliario aparece como un destino probable de esos recursos. Sin embargo, advirtió que este tipo de inversión, aunque impulsa la construcción y dinamiza a los proveedores, no sostiene el empleo en el largo plazo con la misma intensidad que otras actividades industriales.
Paraguay ya registra un “boom económico e inmobiliario”, en parte vinculado a inversores brasileños y argentinos interesados en estabilidad y oportunidades de retorno. Datos oficiales muestran un creciente interés: en los primeros nueve meses de 2024, más de 1.250 interesados extranjeros, con fuerte presencia brasileña, llegaron al país para analizar proyectos, especialmente en los regímenes de maquila, industria liviana e inversiones inmobiliarias.
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A pesar del nuevo impuesto sobre las rentas altas, el analista consultado sostuvo que el empresariado brasileño no se muestra hoy disconforme con el gobierno de Lula. Recordó que Brasil mantiene condiciones que siguen siendo atractivas para la inversión extranjera. La tasa de interés interbancaria básica continúa entre las más elevadas del mundo, en torno al 15% anual, lo que dificulta encontrar rendimientos similares en otros mercados.
El alcance real de una posible “fuga fiscal” hacia Paraguay aún es incierto y dependerá de múltiples factores económicos y regulatorios. No obstante, el caso confirma que las decisiones de política tributaria en Brasilia tienen un eco inmediato y tangible en el entorno regional, en especial sobre los flujos de capital y las decisiones de inversión inmobiliaria en Paraguay.
Fuente: InfonegocioS
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