Los centros de salud distritales atraviesan una crisis que obliga a los usuarios a costear insumos básicos mientras reciben atención en espacios deteriorados.
La situación en los hospitales de Lambaré y Capiatá refleja las múltiples carencias del sistema sanitario público. Los pacientes enfrentan largas esperas desde las primeras horas del día, escasez de medicamentos y condiciones edilicias deficientes que comprometen la calidad de atención médica.
Investigación diario Última Hora- Telefuturo: Salud Pública es la principal deuda del Gobierno cartista.
»Que vengan un poco a sacar turno de madrugada, ellos no saben eso. Se sufre muchísimo», expresa una mujer.
»No hizo nada Santiago Peña, falta medicamentos,… pic.twitter.com/LK6cgtArlu
— Telefuturo (@Telefuturo) August 12, 2025
En Lambaré, la falta de insumos básicos alcanza niveles críticos. Nidia Santacruz llegó a las 05:30 para obtener turnos de estudios preventivos y, tras tres horas de espera, aún no completaba su chequeo anual. Los resultados de laboratorio tardarán dos meses en entregarse.
La situación se agrava cuando los propios usuarios deben adquirir materiales elementales. Durante una consulta pediátrica de urgencia, solicitaron a Santacruz comprar un termómetro para medir la temperatura de su hijo, evidenciando la precariedad del equipamiento médico disponible.
Carlos Portillo experimentó otra faceta del problema: de seis medicamentos recetados, únicamente tres estaban disponibles en la farmacia del hospital. Esta carencia obliga a los pacientes a buscar alternativas costosas en el sector privado.
Infraestructura en obras permanentes
Las reparaciones de techos en el Hospital de Lambaré obligan a los pacientes a sortear materiales de construcción para acceder a urgencias. El director médico Alfredo Segovia reconoció los faltantes por demoras en licitaciones y estimó que las obras culminarán en dos semanas.
En Capiatá, la situación edilicia presenta desafíos similares. Las urgencias pediátricas funcionan en contenedores temporales mientras las salas de espera mantienen a los pacientes a la intemperie. Con casi 1.000 consultas diarias, la infraestructura resulta insuficiente para la demanda.
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El director Osvaldo Ferreira confirmó que las obras de remodelación están terminadas pero requieren “retoques” finales antes del traslado a las instalaciones definitivas.
Los usuarios expresan su descontento con la administración actual. “Este Gobierno es peor que Marito”, afirmó Portillo, comparando la gestión de Santiago Peña con la de Mario Abdo Benítez.
Fuente: ÚH







