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El legado de una década de #UNAnotecalles

El movimiento #UNAnotecalles cumple 10 años. Líderes estudiantiles rememoran la toma del Rectorado y los logros alcanzados en la UNA.

La primavera estudiantil de #UNAnotecalles tuvo como principal símbolo el Rectorado. Foto: ÚH-Archivo.

El movimiento #UNAnotecalles, que marcó un hito en la historia reciente del activismo estudiantil en Paraguay, cumple una década. El 21 de septiembre de 2015, miles de universitarios se autoconvocaron en el campus de la Universidad Nacional de Asunción para exigir el fin de la corrupción en la institución.

El detonante fue una serie de denuncias contra Froilán Peralta, entonces rector de la UNA, señalado por irregularidades administrativas. Su vinculación con figuras del poder político acentuó el malestar de los estudiantes, que iniciaron una serie de manifestaciones que desembocaron en la toma del Rectorado.

La ocupación del edificio central se convirtió en un símbolo del movimiento. Durante semanas, estudiantes organizaron vigilias y actividades culturales con apoyo ciudadano. En paralelo, se paralizaron las actividades académicas en todo el campus, y los accesos fueron controlados por los propios alumnos.

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Uno de los episodios más recordados ocurrió el 24 de septiembre, cuando una funcionaria cercana a Peralta, conocida como la comepapeles, fue interceptada intentando llevarse documentos. Fue entregada a las autoridades bajo protocolos establecidos por los estudiantes, lo que reforzó la legitimidad de la protesta.

Con el paso de los días, las movilizaciones generaron resultados concretos. Más de 50 funcionarios fueron desvinculados, entre ellos el propio rector, decanos y vicerrectores. El Ministerio Público imputó a 43 personas y se registraron cinco detenciones. Los casos concluyeron con condenas en 2023.

Otro de los logros fue la modificación del estatuto de la UNA, aprobada en diciembre de 2017. Esta reforma cambió las condiciones de gobernabilidad dentro de la universidad y limitó las atribuciones unilaterales del rectorado. El proceso fue impulsado por paros, escraches y debates estudiantiles.

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Los líderes del movimiento enfrentaron represalias. Algunos fueron imputados, otros denunciados o excluidos académicamente. También hubo casos de persecución en redes sociales. Sin embargo, los voceros recuerdan la organización como clave para resistir estas presiones y mantener la cohesión.

Hoy, a 10 años de aquella primavera estudiantil, los protagonistas coinciden en que la lucha dejó un legado de conciencia y participación. Para ellos, la experiencia de #UNAnotecalles demostró que la organización juvenil puede incidir en las instituciones y provocar transformaciones reales.

Fuente: Última Hora