Horas de preparación y ensayos marcan el día no solo de los artistas en escena, sino que también del gran equipo detrás de la magia, conformado por unos 25 técnicos y otras 25 personas: entre ellas encargadas de vestuario, música en vivo, escenografía y más.
La gran compañía cirquense ya recorrió varios países del mundo con giras realizadas en simultáneo, y lo que hace grande a Cirque Du Soleil es la diversidad de nacionalidades que convergen no solo en escena, sino que también detrás del show.
Más de 100 personas forman parte del equipo logístico, que trae consigo un total de 40 container, que hace única la realización del show.
El pasado viernes fue su estreno y las funciones continuarán hasta el próximo 8 de junio.
En una entrevista para RDN, los artistas Jan Dutler y Gerald Regitschnig, personajes principales de la historia de Ovo, manifestaron que es la primera vez que están en nuestro país y que estaban ansiosos de conocer al público paraguayo.
“Para mí es una historia de amor, yo el padre de la familia de insectos no estoy muy contento con la llegada del extranjero (interpretado por Dutler), que se enamora de una de mis hijas”, contó Gerald Regitschnig.
Jan Dutler por su parte resaltó que la comunicación entre los personajes y el público es muy importante, pues hablan el “lenguaje de los insecto” y eso combinado con las acrobacias relata la gran historia de Ovo.
“Es un show con mucha variedad, las costumbres son conectados con la disciplina, es como entrar a un libro de cuentos”, explico Regitschnig.
OVO, que significa “huevo” en portugués, cuenta la historia de un ecosistema colorido, repleto de vida, donde los insectos trabajan, comen, se arrastran, revolotean, luchan y buscan el amor en un tumulto continuo de energía y movimiento.
Cuando un huevo misterioso llega a su ecosistema, los insectos se quedan atemorizados e intensamente curiosos acerca de este objeto icónico, traído por la mosca azul.
El elenco está compuesto por un total de 50 artistas de 14 países especializados en muchos actos acrobáticos. La obra está escrita y dirigida por la brasileña Deborah Colker, primera directora femenina en el Cirque Du Soleil.