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La conquista de América: Un genocidio oculto en la historia

La llegada de los colonizadores europeos a América desencadenó un genocidio que costó la vida de más de 50 millones de personas indígenas.

Una representación de la llegada de Cristóbal Colón a América.

En el corazón del debate histórico que rodea la figura de Cristóbal Colón surge una verdad incuestionable: la llegada de los colonizadores europeos a territorio americano en 1492 desencadenó una oleada de violencia, enfermedad y muerte que transformó para siempre el continente.

El encuentro entre dos mundos se cobró la vida de más de 50 millones de personas indígenas, una cifra que representa el 90% de la población precolombina y el 10% de la población total de la época.

La conquista de América fue el inicio de un genocidio que se desarrolló durante siglos, enmarcado por la ‘Gran Mortandad’. Los colonizadores trajeron consigo enfermedades como la gripe, la viruela, el sarampión y la peste bubónica, ante las cuales los indígenas no tenían inmunidad. Este hecho, sumado a las guerras, hambrunas y atrocidades cometidas por los conquistadores, resultó en la pérdida masiva de vidas.

Además de la devastación causada por las enfermedades, Colón y sus hombres sometieron a los nativos a un trato brutal y violento. Miles de indígenas fueron enviados a España para ser vendidos como esclavos, muchos de los cuales murieron durante el viaje.

La violencia extrema se manifestó también en las ‘encomiendas’, un sistema que permitía a los españoles explotar las tierras y cobrar tributos a los indígenas, mientras estos eran sometidos a condiciones de vida inhumanas.

La discusión sobre el impacto humano de la llegada de los colonizadores europeos a América es intensa y controvertida, con el término “genocidio” ocupando un lugar central en este debate.

Gregorio Luke, especialista en historia, arte y cultura de México, afirmó en una entrevista con CNN en 2021 que la muerte del 90% de la población indígena tras la llegada de los europeos —incluyendo españoles e ingleses, a quienes calificó como “mucho peores”— constituyó “el genocidio más importante de la historia”.

Según Luke, aunque el 10% restante logró sobrevivir y reproducirse, especialmente en América Latina, no podemos olvidar este “enorme crimen”, que no solo aniquiló personas sino también culturas enteras.

Sin embargo, Alberto G. Ibáñez, autor de “La leyenda negra. Historia del odio a España”, cuestiona el uso de la palabra genocidio. Ibáñez argumenta que el genocidio implica una intención deliberada de exterminar a un pueblo, algo que, según él, no ocurrió en América. Asegura que la reina Isabel la Católica declaró que los indígenas eran sus vasallos y que no debían ser dañados.

Este punto de vista es compartido por otros académicos que han estudiado la ”Leyenda negra”, un concepto que se refiere a las creencias sobre la barbarie del imperio español y que, según ellos, ignora las atrocidades cometidas por otros imperios como el británico o el francés.

Según un artículo de The Conversation, la gran mortandad causada por la conquista tuvo un impacto inesperado en el planeta. La falta de trabajadores tras la muerte masiva de indígenas permitió que áreas previamente intervenidas por el hombre retornaran a su estado natural y absorbieran grandes cantidades de carbono de la atmósfera, enfriando el planeta.

Este descenso de las temperaturas intensificó el ciclo de carbono, eliminando aún más CO2, lo que explica el breve enfriamiento del planeta durante esos años, el cual provocó inviernos crueles y veranos fríos que causaron hambrunas y revueltas.

Pilar Martínez López-Cano, historiadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, explica que Cristóbal Colón llegó a América buscando una ruta hacia las especias. Sin embargo, en lugar de especias, encontró metales preciosos.

Los españoles se apropiaron del oro que los indígenas poseían, a menudo en forma de objetos decorativos, y los utilizaron como mano de obra esclavizada para buscar más minas de oro. A pesar de que la cantidad de oro encontrada en las Antillas fue escasa, los españoles continuaron avanzando hacia el oeste hasta encontrar a los aztecas, de quienes se apoderaron de su oro.

Después de la conquista, la minería cambió de ser una actividad de apropiación a una de producción, donde la plata cobró protagonismo. Hernán Cortés y sus sucesores establecieron una red de minas de plata en lo que hoy son ciudades como Zacatecas y Guanajuato.

Según la publicación, la verdadera riqueza de América no fue el oro, sino la plata, que durante los siguientes tres siglos sustentó la colonización, pagó el comercio con Europa y China, y garantizó la integración de territorios fronterizos.

 

Fuente: Con información de Alicia Lee y Camilo Egaña de CNN.