Una bomba sin detonar de la Segunda Guerra Mundial generó interrupciones masivas en el tráfico ferroviario internacional, afectando a miles de viajeros este viernes. El hallazgo del artefacto explosivo cerca de las vías provocó la cancelación completa del servicio Eurostar entre importantes capitales europeas.
Este viernes, el descubrimiento de una bomba de la Segunda Guerra Mundial sin explotar cerca de las vías cortó el servicio de Eurostar, el tren de alta velocidad que une París con Londres y Bruselas. Esta situación frustró los planes de escapadas de fin de semana de numerosos viajeros y causó interrupciones en cascada en decenas de otros trenes que iban y venían de la Gare du Nord en París, la estación ferroviaria más concurrida de Francia.
Los pasajeros fueron recibidos en la habitualmente bulliciosa estación parisina con carteles rojos que advertían sobre interrupciones en el servicio, trastocando los planes de viaje durante la hora pico matutina. Eurostar, operador de los elegantes y rápidos trenes que normalmente facilitan el desplazamiento entre el Reino Unido y el continente europeo, anunció la cancelación total de sus servicios hacia y desde su centro neurálgico en la capital francesa.
Ningún tren Eurostar circulará hoy desde París. A dos kilómetros y medio de la Estación del Norte desminan una zona en la que esta madrugada ha aparecido en las vías una bomba de la Segunda Guerra mundial.
No es el primero, pero no deja de ser curioso. Así ahora en la estación pic.twitter.com/m7WOkVHOLL— Mavi Doñate (@mavidonate) March 7, 2025
Las repercusiones se extendieron rápidamente más allá de las fronteras de Francia. En Bruselas, los trenes con destino a París fueron cancelados al menos hasta el viernes por la tarde, ampliando el alcance de la crisis.
El operador ferroviario, que gestiona trenes de pasajeros a través del Túnel del Canal entre Gran Bretaña y el continente, emitió un comunicado expresando: “Se disculpa sinceramente por la interrupción y entiende los inconvenientes que esto puede causar. Agradecemos la paciencia y la cooperación de todos durante este tiempo”.
Como medida provisional, se recomendó a los pasajeros en St. Pancras, Londres, que tomaran el tren hasta Lille en el noroeste de Francia, o que consideraran volar directamente hasta París. Estas alternativas representaron un desafío logístico adicional para los viajeros que ya enfrentaban cambios inesperados en sus itinerarios.
Los viernes son invariablemente días de alta congestión en St. Pancras, el centro de operaciones de Eurostar en Londres, ya que miles de personas salen y llegan para disfrutar de los descansos de fin de semana. Esta interrupción en uno de los días más concurridos de la semana multiplicó el impacto de la emergencia.
Según datos del operador ferroviario nacional francés SNCF, la Gare du Nord habitualmente recibe 700.000 viajeros diariamente, lo que la convierte en el centro ferroviario más activo tanto de Francia como de Europa en su conjunto.
Además de conectar pueblos y ciudades en el norte de Francia y los suburbios de París, esta estación estratégica también sirve al aeropuerto principal de París y destinos internacionales como Londres, Bruselas y diversas ciudades de los Países Bajos.
Aunque no se han revelado detalles sobre el procedimiento de desactivación del artefacto explosivo, las autoridades francesas han implementado protocolos de seguridad alrededor del área afectada. Las bombas sin detonar de la Segunda Guerra Mundial representan un peligro real que requiere intervención especializada.
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Esta interrupción no solo afecta a viajeros particulares, sino que tiene implicaciones para el comercio y turismo entre las capitales europeas. El Eurostar constituye una arteria vital para el intercambio económico y cultural entre el Reino Unido y el continente, especialmente tras los cambios en las relaciones comerciales post-Brexit.
Mientras los equipos especializados trabajan para neutralizar la amenaza, las autoridades ferroviarias evalúan constantemente cuándo podrán restablecer el servicio normal. Los pasajeros afectados enfrentan la incertidumbre de una situación que evidencia cómo el legado de conflictos históricos puede seguir impactando la vida cotidiana y la infraestructura moderna décadas después.
Fuente: Clarín