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Hallazgo en el Santo Sepulcro confirma relato bíblico del jardín

Recientes excavaciones en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén revelaron restos de semillas y polen de 2.000 años de antigüedad, confirmando la existencia de un jardín mencionado en el Evangelio de Juan.

Imagen del Edículo donde la tradición cristiana sitúa la tumba de Jesucristo. Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. Shutterstock

Un importante descubrimiento arqueológico en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén podría confirmar uno de los relatos más significativos de los evangelios. En vísperas de Semana Santa, arqueólogos han encontrado evidencias de un antiguo jardín bajo el Edículo, estructura que alberga la tumba donde, según la tradición cristiana, fue sepultado Jesucristo tras su crucifixión. El hallazgo de semillas y polen de dos milenios de antigüedad coincide notablemente con la descripción bíblica del lugar del entierro de Cristo.

La Iglesia del Santo Sepulcro, construida en el año 335 por orden del emperador Constantino I, ha sido considerada históricamente como el sitio donde Jesús fue crucificado, sepultado y resucitó. Las excavaciones actuales, las más extensas realizadas en este lugar sagrado en casi dos siglos, han permitido descubrir evidencias que podrían validar científicamente elementos del relato evangélico sobre los últimos momentos de Jesús.

El equipo dirigido por Francesca Stasolla, profesora de Arqueología de la Universidad La Sapienza de Roma, ha localizado restos orgánicos que confirman la existencia de un jardín con olivos y vides que dataría de hace aproximadamente dos mil años. Este descubrimiento adquiere especial relevancia al contrastar con el pasaje del Evangelio de Juan 19:41, que específicamente menciona: En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no se había puesto a nadie.

El jardín del Gólgota: una pieza arqueológica clave

Las excavaciones comenzaron en 2022 como parte de un amplio proyecto de restauración autorizado por las tres comunidades religiosas que administran el templo: el Patriarcado Ortodoxo, la Custodia de Tierra Santa y el Patriarcado Armenio. Durante los trabajos, los arqueólogos identificaron restos de semillas y polen que sugieren un uso agrícola de la zona entre el período en que el lugar funcionó como cantera y la época romana, cuando adquirió su carácter funerario.

Este hallazgo representa una notable coincidencia con la narrativa bíblica que sitúa el sepulcro de Cristo en un jardín cercano al lugar de la crucifixión. La investigación pendiente de datación por radiocarbono podría confirmar definitivamente que estos vestigios corresponden precisamente a la época en que habría ocurrido la crucifixión y resurrección de Jesús, en torno al año 30 de nuestra era.

Además del jardín, las investigaciones han revelado una base circular de mármol bajo el Edículo que será objeto de estudios detallados para determinar su origen y significado. Esta estructura podría aportar nuevos datos sobre la configuración original del sitio sagrado y su evolución arquitectónica a lo largo de los siglos.

Tecnología avanzada al servicio de la arqueología bíblica

El equipo de Stasolla ha recuperado numerosos objetos datados desde la Edad del Hierro hasta épocas posteriores. Cerámica, metales, vidrio, lámparas de aceite y muros bajos de piedra que separaban las parcelas de los jardines documentan tanto la ocupación de la zona como la presencia de creyentes y peregrinos, afirma la arqueóloga, destacando la riqueza material del yacimiento.

Aunque las excavaciones se han interrumpido temporalmente debido a la afluencia de peregrinos por Semana Santa y Pascua, está previsto que los trabajos se reanuden tras las celebraciones litúrgicas. En las próximas fases de investigación se implementarán tecnologías de vanguardia como el mapeo tridimensional y el georradar para reconstruir digitalmente la configuración histórica del lugar sagrado.

Si bien no hemos podido ver la iglesia entera excavada de un solo vistazo, las nuevas tecnologías nos permiten reconstruir el panorama general en nuestros laboratorios, explica Stasolla. La investigadora compara el proceso con un rompecabezas donde se excava una pieza a la vez, pero que eventualmente permitirá obtener una reconstrucción multimedia completa del conjunto histórico.

El extraordinario hallazgo cobra especial significado en la antesala de la Semana Santa, período central del calendario cristiano que conmemora precisamente los acontecimientos asociados a este lugar: la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. La coincidencia entre el descubrimiento arqueológico y el relato evangélico plantea nuevas perspectivas sobre la historicidad de los textos bíblicos.

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Los científicos mantienen la cautela propia del método arqueológico, subrayando la necesidad de completar los análisis de datación radiocarbónica y contextualizar los hallazgos en el marco más amplio de la arqueología de Jerusalén. Sin embargo, el descubrimiento representa ya un hito significativo que podría aportar nuevas evidencias sobre la autenticidad histórica del Santo Sepulcro como sitio del entierro de Jesús.

El proyecto, que continuará en los próximos meses, promete arrojar nueva luz sobre uno de los lugares más venerados del cristianismo y proporcionar una comprensión más profunda de la configuración original del sitio sagrado que millones de peregrinos visitan cada año. La arqueología, una vez más, tiende puentes entre la fe y la ciencia, ofreciendo elementos concretos que dialogan con los textos religiosos que han configurado siglos de historia y cultura.

Fuente: National Geographic