Por primera vez en más de tres décadas, la comunidad de Tañarandy celebra la Semana Santa sin la presencia de su creador, Delfín Roque Ruiz Pérez, más conocido como Koki Ruiz. La edición 2025 se desarrolla como un homenaje póstumo, marcado por una fuerte carga emotiva, donde la fe y el arte vuelven a encontrarse en las calles de San Ignacio Guazú, departamento de Misiones.
Desde la caída del sol, el sendero hacia la barraca fue iluminado por más de 20 mil candiles de apepu, 500 antorchas de tacuara y 2.000 iluminarios que acompañan la tradicional procesión. La imagen de la Virgen Dolorosa avanza lentamente hacia el Cristo crucificado, envuelta en el canto de los estacioneros, mientras los cuadros vivientes recrean escenas de la Última Cena.
Así se vivió Tañarandy, el legado de Koki Ruíz
Cientos de personas llegaron hasta el lugar para vivir una de las manifestaciones religiosas más conmovedoras del país.https://t.co/JZxUif80Wk#TVAlAire | #Trece pic.twitter.com/M4SCiImx9f
— TRECE (@trecepy) April 19, 2025
El acto, cargado de simbolismo, representa la permanencia de un legado espiritual y cultural que ha trascendido generaciones. Cada paso de la procesión parece guiado por la luz de Koki Ruiz, cuya obra dejó una profunda huella en el arte sacro paraguayo. Su familia y la comunidad siguen adelante con la tradición que él inició hace más de treinta años.
En la barraca, espacio emblemático de la celebración, fue reemplazado el acto escénico por una exposición de obras memorables del artista. Se destacan las piezas no comerciales como el retablo de maíz presentado durante la visita del papa Francisco, el retablo de Chiquitunga y el creado para la Virgen de Caacupé.
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La jornada no se limita a la conmemoración. Durante el fin de semana continúan las celebraciones litúrgicas como Pascua Joven y misas eucarísticas, que fortalecen el sentido espiritual de la comunidad y de los peregrinos que llegan de distintos puntos del país.
Koki Ruiz nació el 16 de agosto de 1957 en San Ignacio Guazú y falleció en diciembre de 2024, a raíz de un cáncer renal. Aunque físicamente ausente, su figura se mantiene presente en cada candil encendido, en cada obra de arte y en la memoria colectiva de una comunidad que ha hecho de la fe un acto vivo de cultura.
Fuente: Última Hora