La ineficiencia del paso fronterizo entre Clorinda (Argentina) y Puerto Falcón (Paraguay) se ha convertido en un dolor de cabeza para miles de viajeros que deben soportar demoras de hasta seis horas para completar el trayecto. Este punto estratégico, principal acceso terrestre a Asunción desde Argentina, enfrenta serios problemas logísticos que las autoridades paraguayas atribuyen directamente a las casillas de control instaladas en 2019 durante la gestión de Patricia Bullrich como ministra de Seguridad en el gobierno de Mauricio Macri.
La Dirección Nacional de Migraciones de Paraguay ha identificado estas estructuras como el principal obstáculo para la circulación fluida de aproximadamente siete mil personas que cruzan semanalmente la frontera. La situación alcanzó niveles críticos durante el último mes, cuando un número significativo de ciudadanos argentinos se desplazó hacia territorio paraguayo atraídos por los precios competitivos y la favorable cotización monetaria, donde un peso argentino equivale aproximadamente a 6.70 guaraníes en el cambio fronterizo.
Las polémicas casillas fueron instaladas como parte del operativo de seguridad “Ferro”, implementado bajo el lema “no va a pasar uno”, en referencia a la prevención del cruce fronterizo de personas buscadas por la justicia argentina. Aunque el objetivo inicial era reemplazar los antiguos contenedores con boxes de control más eficientes, la realidad ha demostrado lo contrario. Coincidentemente, estas estructuras llegaron durante la habilitación del nuevo paso fronterizo que prometía agilizar el tránsito terrestre entre ambas naciones.
Autoridades migratorias de Paraguay y Argentina mantuvieron una reunión estratégica en la zona primaria de Puerto Falcón – Clorinda. pic.twitter.com/33i92xdzIg
— Migraciones Paraguay (@MigracionesPY) April 23, 2025
“Entiendo que es un problema de infraestructura. No son operativas por la forma en que están instaladas, según dice la gente de Argentina. No están habilitadas aún y no existe fecha de habilitación. Las casetas son chicas y hay poco espacio para maniobrar”, explicó un funcionario de Migraciones de Paraguay a medios locales. El reclamo de las autoridades paraguayas quedó temporalmente suspendido durante la pandemia, cuando el paso fronterizo permaneció cerrado, pero ha resurgido con fuerza ante la normalización del tránsito internacional.
La perspectiva desde el lado argentino no difiere significativamente. Funcionarios de Migraciones Argentina reconocen que las limitaciones de infraestructura y espacio constituyen factores determinantes en los inconvenientes para agilizar el paso de turistas hacia Asunción. Un problema similar se registra en el Puente San Roque González, que conecta Posadas con Encarnación, donde los controles en territorio argentino suelen ser más exhaustivos y provocan demoras considerables, especialmente durante fines de semana largos cuando el puesto colapsa ante la afluencia masiva de viajeros.
El testimonio de los usuarios del paso fronterizo confirma la gravedad de la situación. “Es un problema de infraestructura. Tenemos mucha demora para entrar a Paraguay, podemos estar hasta cinco horas. Quisieron probar y poner en funcionamiento las casillas, pero los conductores tienen problemas para maniobrar porque están en un lugar muy chico. Y ahí está el problema”, comentó un comerciante de Clorinda a medios locales, reflejando la frustración generalizada de quienes dependen de este paso para sus actividades comerciales o turísticas.
En búsqueda de soluciones, la Cámara de Comercio de Clorinda junto al municipio formoseño han presentado una propuesta ambiciosa: replicar un acuerdo de libre tránsito similar al que funciona exitosamente entre Foz de Iguazú (Brasil) y Ciudad del Este (Paraguay). Esta iniciativa, que busca principalmente acelerar el flujo de mercancías en la zona, ha encontrado receptividad en las autoridades paraguayas, quienes verían con buenos ojos eliminar las conflictivas casillas. Sin embargo, la implementación de tal medida depende fundamentalmente de la decisión del gobierno argentino.
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Mientras se debate esta propuesta, el gobierno paraguayo presidido por Santiago Peña avanza con un ambicioso proyecto respaldado por el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM). Con una inversión programada de 32 millones de dólares, el plan contempla la modernización integral del paso de Puerto Falcón, incluyendo la instalación de un “centro de intervención” diseñado para optimizar la comunicación binacional y, consecuentemente, reducir los tiempos de espera tanto para personas como para vehículos y mercaderías.
Este escenario pone de manifiesto la urgente necesidad de coordinación entre ambos países para implementar soluciones efectivas a un problema que afecta diariamente la integración regional y el intercambio comercial. La situación actual del paso Clorinda-Puerto Falcón evidencia cómo decisiones unilaterales en materia de infraestructura fronteriza pueden generar efectos adversos que trascienden las fronteras nacionales, impactando negativamente en la eficiencia del tránsito internacional y, por ende, en las relaciones comerciales y turísticas entre naciones vecinas.
Fuente: LPO Paraguay