El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció este lunes un alto el fuego unilateral de tres días en Ucrania, programado entre el 8 y el 10 de mayo, coincidiendo con las celebraciones del 80° aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. La medida, comunicada oficialmente por el Kremlin, establece que la tregua entrará en vigencia a las cero horas del 8 de mayo y se extenderá hasta la medianoche del 10 al 11 del mismo mes, marcando una breve pausa en las hostilidades que se mantienen desde febrero de 2022.
En respuesta a esta iniciativa, las autoridades ucranianas han solicitado a Rusia un alto el fuego “inmediato” de al menos 30 días, ampliando significativamente el período propuesto por Moscú. Esta contrapropuesta refleja las profundas diferencias entre ambas partes respecto a las condiciones para una eventual negociación de paz, mientras la guerra se aproxima a cumplir 27 meses de duración con cientos de miles de bajas en ambos bandos y aproximadamente un 20% del territorio ucraniano bajo control ruso. “rdn”
El comunicado emitido por el Kremlin destaca que la decisión fue adoptada por Putin “por motivos humanitarios” en su calidad de comandante supremo de las Fuerzas Armadas rusas. Además, el documento subraya que “Rusia considera que la parte ucraniana debe seguir este ejemplo”, advirtiendo que en caso de que Kiev viole la tregua, “las Fuerzas Armadas de Rusia darán una respuesta adecuada y efectiva”. La nota reitera la «disposición a negociaciones de paz sin condiciones previas” por parte de Moscú, aunque esta afirmación contrasta con las numerosas exigencias presentadas posteriormente por funcionarios rusos.
Putin anuncia un alto el fuego unilateral de tres días
El presidente ruso ordenó por sorpresa el cese temporal de los ataques en Ucrania del 8 al 10 de mayo, coincidiendo con las celebraciones del Día de la Victoria en Moscú. /pl pic.twitter.com/A8BqigHlBv
— DW Español (@dw_espanol) April 28, 2025
Esta no es la primera vez que Putin declara unilateralmente una tregua en el conflicto. El pasado 19 de abril, con motivo de la Pascua Ortodoxa, el mandatario ruso anunció un cese temporal de hostilidades al que Kiev finalmente se sumó. Durante esas 30 horas, se constató una reducción significativa de la actividad militar en casi todos los sectores del frente, lo que motivó a Putin a manifestar su disposición para reanudar negociaciones directas con Ucrania, interrumpidas desde marzo de 2022, apenas un mes después del inicio de la invasión rusa a gran escala.
El anuncio de la tregua llega en un momento particularmente complejo del conflicto, durante lo que Estados Unidos ha descrito como una semana “muy crítica” para las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.
La administración del presidente Trump ha intentado intermediar en un posible acuerdo entre las partes, pero ha amenazado con retirarse de estas gestiones si no se observan avances concretos. Una reunión improvisada entre Trump y el presidente ucraniano Volodimir Zelenski durante el funeral del papa Francisco en la Basílica de San Pedro evidenció la urgencia de Washington por alcanzar algún tipo de solución al conflicto.
Tras ese encuentro en el Vaticano, Trump afirmó que cree que Zelenski “está dispuesto a renunciar a Crimea”, declaración que contradice las posiciones oficiales del líder ucraniano sobre la península anexionada por Rusia en 2014. Estas palabras del mandatario estadounidense generaron controversia y provocaron fuertes reacciones en Kiev, donde las autoridades han reiterado constantemente que la integridad territorial de Ucrania, incluyendo Crimea, no es negociable en ningún eventual acuerdo de paz con Moscú.
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En este contexto de creciente tensión diplomática, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, endureció la posición de Moscú al exigir que Ucrania reconozca como rusas no solo Crimea sino todas las regiones bajo control de Moscú en la actualidad. “Es imperativo el reconocimiento internacional de la pertenencia a Rusia de Crimea, Sebastopol, la república popular de Donetsk, la república popular de Lugansk, Jerson y Zaporiyia”, declaró Lavrov en una entrevista con el diario brasileño O Globo, estableciendo condiciones que resultan inaceptables para Kiev y sus aliados occidentales.
Además del reconocimiento territorial, Lavrov subrayó que las otras condiciones rusas incluyen la neutralidad ucraniana en línea con la declaración sobre la soberanía estatal de Ucrania de 1990, lo que implica el no ingreso del país en bloques militares como la OTAN. El canciller ruso también insistió en la derogación de las leyes ucranianas que, según Moscú, persiguen “todo lo ruso” desde el idioma a la cultura, los medios de comunicación, las tradiciones y la Iglesia Ortodoxa, adoptadas por Kiev desde 2014. Lavrov enfatizó que “todas las obligaciones de Kiev deben ser fijadas jurídicamente y deben tener un mecanismo de supervisión y un carácter indefinido”.
El ministro ruso añadió que permanecen en la agenda de Moscú “la desmilitarización y desnazificación de Ucrania, el levantamiento de las sanciones, las denuncias judiciales y las órdenes de arresto, y el retorno de los activos rusos congelados en Occidente”. Estas exigencias, que representan el núcleo de la narrativa rusa desde el inicio del conflicto, constituyen elementos que Kiev considera completamente inaceptables para cualquier negociación seria. Lavrov concluyó indicando que Rusia también intentará “lograr garantías de seguridad fiables ante las amenazas que surgen de las actividades hostiles de la OTAN, la Unión Europea y ciertos estados miembros en nuestras fronteras occidentales”.
En paralelo a estos desarrollos diplomáticos, el conflicto ha adquirido una nueva dimensión con la confirmación por parte de Corea del Norte de su participación directa en las operaciones militares rusas en Ucrania. El régimen de Kim Jong-un reconoció oficialmente que había desplegado tropas en Rusia en virtud del tratado de asociación estratégica firmado con Moscú en junio de 2024, que contempla la asistencia mutua en caso de agresión. La agencia estatal norcoreana KCNA citó a la Comisión Militar Central del Partido de los Trabajadores, que describió a las tropas norcoreanas como elementos clave en la “liberación de Kursk” y la “aniquilación de fuerzas neonazis” que ocupaban la región desde agosto de 2024.
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En respuesta a esta declaración, el Kremlin subrayó que Rusia está dispuesta a acudir en ayuda de Pyongyang si fuera necesario, ya que “según ese tratado, las partes se han comprometido a brindar asistencia inmediata en caso de necesidad”. Esta confirmación de la intervención directa de tropas norcoreanas en el conflicto representa una escalada significativa y plantea nuevos desafíos para los esfuerzos diplomáticos orientados a alcanzar una resolución pacífica, además de complicar aún más las relaciones entre Rusia y los países occidentales que apoyan a Ucrania.
Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania el 24 de febrero de 2022, y actualmente controla aproximadamente el 20% del territorio ucraniano, incluyendo la península de Crimea. Las estimaciones sobre el número de víctimas varían considerablemente, pero se calcula que cientos de miles de personas, en su mayoría combatientes, han muerto o resultado heridas en ambos bandos desde el inicio del conflicto. La breve tregua propuesta por Putin, aunque representa una pausa temporal en las hostilidades, no parece ofrecer por sí misma un camino claro hacia una resolución definitiva del conflicto, dadas las posiciones aparentemente irreconciliables de las partes implicadas.
Fuente: Clarín