El humo blanco salió a las 14:00. ¡Habemus Papam!
Este jueves, poco después de las 13:00 hora paraguaya, el cónclave vaticano anunció mediante el tradicional humo blanco la elección del nuevo Sumo Pontífice, desatando una ola de júbilo entre los miles de fieles congregados en la Plaza San Pedro. El histórico evento, que contó con la participación de 133 cardenales electores, culminó en la cuarta votación, cumpliendo con las expectativas que pronosticaban una elección relativamente rápida, similar a las de Benedicto XVI y Francisco, que requirieron apenas dos jornadas.
La comunidad católica mundial aguarda con expectación la aparición del nuevo líder espiritual desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, momento en que se revelará su identidad y el nombre pontificio que adoptará. El proceso electoral se desarrolló bajo el imponente fresco de ‘El Juicio Final’ de Miguel Ángel, marco simbólico para una decisión que requería un mínimo de 89 votos para alcanzar la mayoría necesaria de dos tercios.
Por primera vez en la historia, dos cardenales paraguayos participaron activamente en la elección papal: Adalberto Martínez y Cristóbal López Romero, marcando un momento significativo para la Iglesia Católica paraguaya. Esta representación sin precedentes refleja la creciente influencia de la Iglesia latinoamericana en el escenario global del catolicismo, consolidando el legado del papa Francisco, quien fortaleció la presencia del continente en las altas esferas eclesiásticas.
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El 267º Papa de la historia asume el liderazgo de una institución milenaria que enfrenta desafíos cruciales en el mundo contemporáneo. Entre los retos más urgentes destacan los escándalos de abusos sexuales, las tensiones internas entre sectores tradicionalistas y progresistas, y la compleja labor diplomática en un escenario internacional marcado por conflictos y polarización social.
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El nuevo pontífice hereda una Iglesia transformada por la visión aperturista del papa Francisco, fallecido el 21 de abril, quien promovió un acercamiento a las realidades sociales más vulnerables y cuestionó estructuras tradicionales dentro de la institución. Observadores eclesiásticos señalan que el sucesor deberá decidir si continúa esta línea reformista o imprime un nuevo rumbo al timón de la nave de Pedro.
Como jefe del Estado Vaticano, el recién elegido Papa ejercerá poderes absolutos sobre el territorio más pequeño del mundo, pero su influencia se extenderá a los más de 1.400 millones de católicos distribuidos en todos los continentes.
Fuente: ABC Color
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