Una de las principales quejas de los usuarios del transporte público en Asunción y el Área Metropolitana sigue siendo la espera interminable entre un bus y otro. Según un informe de la Asociación Horizonte Positivo, basado en estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Banco Mundial, el 49,6% de las unidades presenta una frecuencia insuficiente, reflejo de un sistema desorganizado y precario.
Los datos se basan en la Encuesta de Movilidad del INE, que hasta el 2021 ya mostraba esta grave falencia. La causa principal de estas reguladas, según el análisis, es la falta de flotas operativas por parte de varias empresas, especialmente durante la noche y los fines de semana, donde la espera puede volverse un verdadero riesgo para la seguridad.
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Andrea Valdez, economista de Horizonte Positivo, destacó que la frecuencia inadecuada es el reclamo más recurrente. “La Organización de Pasajeros del Área Metropolitana hizo una escucha ciudadana, y lo que más mencionaron fue la poca frecuencia, la impuntualidad y las malas condiciones de los buses”, explicó. También resaltó que el 18,1% de los servicios son impuntuales, y el 8,7% de los usuarios considera que el pasaje es caro para la calidad ofrecida.
A esto se suman buses obsoletos y sin mantenimiento: incluso los llamados “diferenciales” muchas veces circulan sin aire acondicionado o en condiciones deterioradas, superando los 15 años de antigüedad.
Frente a este panorama, crece el uso de medios alternativos. El informe del Banco Mundial señala que en Asunción y alrededores se realizan 8 millones de viajes diarios, en horarios de congestión como entre las 13:00 y 14:00. Sin embargo, solo el 7% de los ciudadanos usa el transporte público.
Esta situación obliga a muchos trabajadores y estudiantes a optar por plataformas digitales o vehículos particulares, lo que representa un gasto extra y contribuye a la saturación vial. Valdez alertó que el 34% de la población evita el transporte público por la precariedad del servicio, prefiriendo motocicletas, autos o apps, lo que incrementa el tránsito y también las desigualdades de acceso a la movilidad.
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El informe subraya que las personas de menores ingresos son las más perjudicadas, ya que carecen de vehículo propio y dependen de un sistema que no está diseñado para servirles adecuadamente.
Mientras tanto, los usuarios siguen esperando en las paradas… y en las soluciones.
Fuente: ÚH







