Durante la 78.ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada en Ginebra del 19 al 27 de mayo de 2025, Paraguay optó por no apoyar el nuevo tratado internacional impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), destinado a coordinar la prevención y respuesta ante futuras pandemias. El Ministerio de Salud justificó esta decisión alegando falta de claridad jurídica y ausencia de criterios equitativos en el documento.
Autoridades sanitarias nacionales señalaron que varios aspectos esenciales del acuerdo aún no están claramente definidos. Entre ellos se destaca la omisión de protocolos claros en caso de que un nuevo virus surja en países con menos capacidad científica o económica. El tratado aún se encuentra en etapa de ajustes y podrá ser reconsiderado en la próxima asamblea si logra consenso entre los Estados miembros.
Vacíos jurídicos y equidad en discusión
Según explicó la directora de Vigilancia de la Salud, Andrea Ojeda, uno de los puntos más cuestionados es la falta de precisión en los compromisos de distribución equitativa de tratamientos, vacunas y equipos médicos durante futuras crisis sanitarias. La experiencia del COVID-19 demostró limitaciones en la cooperación internacional, donde incluso países con recursos económicos enfrentaron trabas en la adquisición de insumos críticos.
El viceministro de Salud, José Ortellado, agregó que la posición de Paraguay refleja la necesidad de revisar a fondo los términos del tratado. Afirmó que no se trata de una postura de confrontación, sino de exigir garantías claras que protejan a todos los países por igual, especialmente aquellos que no cuentan con infraestructura de investigación ni autosuficiencia tecnológica.
A pesar del rechazo actual, Paraguay continuará participando en las negociaciones técnicas, dada su pertenencia a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y su adhesión a los mecanismos de alerta epidemiológica internacionales. La posibilidad de firmar el tratado dependerá de los avances en las discusiones y de una eventual aprobación legislativa nacional, en caso de que el documento sea reformulado conforme a los intereses del país.
Ojeda insistió en que el enfoque del Ministerio de Salud se basa en criterios técnicos y científicos, y que se mantiene la voluntad de diálogo. Por su parte, Ortellado subrayó que no todos los países cuentan con los mismos niveles de autonomía para enfrentar nuevas crisis sanitarias, lo cual debe ser contemplado en cualquier acuerdo multilateral.
El tratado, propuesto como respuesta global a las deficiencias expuestas durante la pandemia de COVID-19, aún no ha sido adoptado formalmente. La OMS anunció que las negociaciones proseguirán durante el año con la expectativa de alcanzar un texto definitivo que cuente con respaldo mayoritario. Los países que han manifestado reservas, como Paraguay, Estados Unidos y Argentina, coincidieron en la necesidad de mayor transparencia en los términos del acuerdo.
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La delegación paraguaya participa activamente en la revisión del documento, evaluando palabra por palabra su contenido, según confirmaron las autoridades. La meta es asegurar que, de ser firmado, el tratado refleje un compromiso real con la equidad sanitaria y el respeto a la soberanía de cada nación.
Finalmente, desde el Ministerio de Salud Pública se remarcó que Paraguay sigue alineado a principios científicos y a sus propias capacidades médicas. Las decisiones nacionales se toman en conjunto con sociedades médicas y profesionales de salud locales, lo cual garantiza que la postura ante acuerdos internacionales responda a una visión adaptada a la realidad del país.
Fuente: ABC Color
