Una nueva fase eruptiva se registró en el Etna, el volcán más emblemático de Sicilia, Italia, que volvió a mostrar signos de intensa actividad con explosiones, humo y flujos de material incandescente. El fenómeno, que comenzó en horas de la madrugada del lunes 2 de junio, encendió las alertas del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV).
Los expertos italianos monitorean constantemente esta formación geológica activa y confirmaron que las cámaras térmicas detectaron desplazamientos de lava, coladas piroclásticas y emisiones de gases. La erupción se focaliza en el cráter sureste, uno de los sectores más dinámicos del volcán.
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El reporte del INGV indica que la actividad fue precedida por una alteración repentina en los parámetros sísmicos a unos 2.800 metros de altura. Este cambio fue captado poco antes de las 3:00 a.m. hora local, dando paso a una fase eruptiva de tipo estromboliano.
En esta ocasión, el flujo piroclástico habría sido originado por un colapso parcial en la estructura interna del cráter sureste. Afortunadamente, el material volcánico se ha mantenido dentro de los límites del Valle del León, una zona transitada por quienes ascienden al Etna.
La intensidad de los temblores ha ido en aumento, según detallaron los científicos italianos. Este comportamiento es típico del Etna, que alterna períodos de calma con violentas reactivaciones.
Aunque la energía liberada en este episodio no ha sido considerada extrema, las autoridades mantienen un seguimiento continuo ante posibles cambios que puedan comprometer zonas habitadas o turísticas.
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El Etna es considerado el volcán más activo del continente europeo. Su comportamiento suele ofrecer información clave sobre el dinamismo tectónico de la región mediterránea.
Por ahora, no se han reportado heridos ni daños estructurales, pero los especialistas advierten que el monitoreo seguirá activo las 24 horas para anticipar cualquier evolución significativa en su actividad eruptiva.
Fuente: DW