En pleno corazón de Asunción, la Estación Central del Ferrocarril Carlos Antonio López se transforma cada semana en un portal al pasado. El Museo Ferroviario, abierto de martes a domingo, de 09:00 a 17:00, invita a chicos y grandes a recorrer los pasillos de la historia del tren en Paraguay, a través de exposiciones que combinan piezas reales, relatos humanos y objetos que marcaron el inicio de la era moderna del transporte nacional.
La muestra incluye vagones antiguos, boletos, telégrafos, planos y uniformes, además de una réplica de la locomotora de Sapucái. Entre los objetos más valorados se encuentran las fichas personales de trabajadores ferroviarios del siglo pasado, documentos que reflejan no solo la función laboral, sino también eventos personales como matrimonios o jubilaciones.

Mayra Jiménez, museóloga de la institución, destaca que el museo posee tanto salas temáticas como cronológicas. Uno de los puntos de mayor interés es la reconstrucción del periodo bajo administración inglesa, cuando Ferrocarriles Centrales del Paraguay (FCCP) operaba la red tras la privatización. Fotografías, herramientas y recuerdos de la Villa Inglesa en Sapucái complementan el relato visual.
La entrada cuesta G. 10.000 para adultos, G. 5.000 para estudiantes, y es gratuita para niños menores de 8 años. Esta temporada invernal, la visita se convierte en una excelente alternativa cultural y educativa para toda la familia.
A pesar de que el vagón presidencial permanece cerrado, los visitantes pueden subir a otros coches históricos y revivir la experiencia ferroviaria desde una perspectiva estática pero emotiva. Cada vagón, cada objeto, cada imagen revela fragmentos de una época donde el tren era sinónimo de progreso.
Uno de los guías más emblemáticos del museo es Guillermo Soria, de 64 años, quien trabajó en el ferrocarril por más de tres décadas y hoy relata con pasión la historia del tren. Desde su época como maquinista hasta jefe de transporte, Soria no solo conoce los hechos: los vivió.
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“El ferrocarril no era solo transporte, también significó desarrollo, energía y conexión para todo el país”, rememora. Su presencia le da al recorrido una autenticidad difícil de igualar, transformando cada visita en una experiencia viva.
El Museo Ferroviario no solo preserva objetos; mantiene viva la memoria de un país que alguna vez viajó sobre rieles. Y hoy, desde la Estación Central, esa historia sigue su curso.
Fuente: ÚH







