La ruta PY08, en el departamento de San Pedro, se ha convertido en un símbolo del abandono estatal y la desesperación ciudadana. Solo en agosto pasado se registraron al menos 20 accidentes de tránsito en este tramo, con un saldo trágico de siete personas fallecidas.
El punto más crítico se encuentra a la altura de la comunidad de Blas Garay, donde los conductores se enfrentan a un escenario plagado de baches. Estos cráteres, a menudo invisibles de noche o bajo la lluvia, obligan a maniobras bruscas que terminan en choques, vuelcos y colisiones frontales.
Vecinos y sobrevivientes describen la experiencia como un “campo minado”. Relatan que viajar de noche es jugar con la vida, dada la falta de mantenimiento y señalización. La situación ha generado múltiples reclamos al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) por parte de autoridades locales y legisladores, pero las respuestas oficiales han sido mínimas.
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Lejos de una reparación estructural, la medida más visible ha sido la colocación de lomadas en distintos puntos de la ruta. Para la comunidad, esta acción no resuelve el problema de fondo y hasta agrava la circulación. “Los baches siguen creciendo y lo que necesitamos es una reparación integral, no parches”, advirtió un concejal de la zona.
Frente a la inacción estatal, los propios pobladores han decidido tomar cartas en el asunto. Con palas, arena y cemento, organizan jornadas comunitarias para rellenar los pozos más peligrosos, en un intento de evitar más tragedias. “Si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará. No queremos seguir contando muertos”, expresó una vecina durante una de las mingas viales.
Fuente: ÚH







