Un niño de dos años falleció en el Hospital General de Encarnación tras no acceder a tiempo a medicamentos de alto costo necesarios para tratar una epilepsia grave. El caso se registró luego del rechazo de un amparo constitucional presentado contra el Ministerio de Salud Pública (MSP), según un informe periodístico difundido por Telefuturo.
La familia del paciente había recurrido meses atrás a la vía judicial ante la falta de respuesta del sistema público de salud. El objetivo del amparo era obtener fármacos específicos requeridos para un tratamiento de alta complejidad. Sin embargo, la acción fue rechazada, lo que impidió el suministro oportuno de la medicación indicada para el cuadro clínico del niño.
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La enfermedad del paciente requería una medicación continua y especializada para controlar las crisis convulsivas. Sin embargo, la negativa judicial dejó sin cobertura farmacológica al menor. Esta situación derivó en un deterioro progresivo de su estado de salud y, finalmente, en su fallecimiento durante la internación en el centro asistencial de Encarnación.
Además de este caso, se reportó la existencia de otros dos pacientes pediátricos con epilepsia que tampoco accedieron al mismo tratamiento. Según las denuncias, sus amparos constitucionales también fueron rechazados, sin que se hayan expuesto argumentos formales en las resoluciones. Ambos niños continúan presentando convulsiones reiteradas y requieren la misma medicación de alto costo.
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Por su parte, la neuróloga Cinthya Florentín advirtió que la situación no es aislada. En declaraciones a Telefuturo, indicó que al menos 12 pacientes enfrentan dificultades similares para acceder a los fármacos necesarios. Además, recordó que en Paraguay se estima que unas 70.000 personas padecen epilepsia y que muchas no cuentan con garantías para sostener tratamientos continuos dentro del sistema público.
Sin embargo, la especialista señaló que en 2024 se promulgó una Guía Nacional para el abordaje de la epilepsia, elaborada junto al MSP. A pesar de ello, su implementación enfrenta obstáculos vinculados al acceso ininterrumpido a medicamentos anticonvulsivantes. Según explicó, una proporción significativa de pacientes puede controlar la enfermedad solo con medicación, mientras que otros requieren terapias más complejas, que aún no están garantizadas de manera oportuna.
Fuente: ÚH
