El contrabando de cigarrillos electrónicos desde Paraguay hacia Brasil ha experimentado un notable incremento en los últimos meses. La Policía Federal brasileña reportó nuevas incautaciones de grandes cargamentos de estos dispositivos, que han cobrado relevancia en el comercio ilegal tras la prohibición impuesta por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).
Uno de los operativos recientes permitió el decomiso de 4.000 unidades de vapeadores y decenas de baterías de litio en una embarcación que cruzaba el río Paraná, bajo el Puente de la Amistad. El conductor del vehículo acuático abandonó la nave al notar la presencia de los agentes, dejando la carga en la orilla. Este hallazgo superó ampliamente las incautaciones previas, que registraban volúmenes menores de este tipo de productos.

La prohibición de la comercialización de cigarrillos electrónicos en Brasil lleva más de 15 años y, recientemente, la Receita Federal endureció los controles eliminando el registro fiscal de empresas dedicadas a su producción y venta. Esta medida generó un mercado clandestino, que ha sido rápidamente aprovechado por organizaciones criminales vinculadas al tráfico de mercancías ilegales.
Las estadísticas reflejan un cambio de tendencia en el contrabando
Mientras que el ingreso ilegal de cigarrillos convencionales mostró una reducción del 41%, la cantidad de vapeadores incautados creció un 52% en los últimos meses del año pasado. Su mayor rentabilidad y la facilidad para ocultarlos los han convertido en una alternativa atractiva para el crimen organizado.
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En términos de volumen, la Receita Federal reportó incautaciones de contrabando por más de 54 millones de dólares en la frontera entre Ciudad del Este y Foz de Yguazú. Sin embargo, estas cifras aún representan una fracción mínima en comparación con los 15.000 millones de dólares que mueven las organizaciones ilícitas en Paraguay, según estimaciones oficiales.
El tráfico ilegal de vapeadores se suma a una lista de actividades delictivas que operan en las zonas fronterizas, donde la corrupción facilita el comercio de mercancías prohibidas. Las autoridades brasileñas han reforzado los controles, pero el crecimiento de este negocio ilícito sugiere que el desafío seguirá en aumento.
Fuente: LPO







