Espectáculos

Fallece José Luis Ardissone, leyenda del teatro paraguayo

El teatro paraguayo perdió a su máximo exponente. José Luis Ardissone falleció tras complicaciones de una cirugía, dejando un legado artístico invaluable.

El artista, José Luis Ardissone.

El teatro paraguayo se viste de luto tras el fallecimiento de José Luis Ardissone, ocurrido este jueves a los 84 años en un centro hospitalario de Asunción. El fundador del emblemático Arlequín Teatro partió después de enfrentar complicaciones médicas posteriores a una intervención quirúrgica, tras permanecer internado en terapia intensiva desde el martes 20 de mayo. Su partida marca el fin de una era dorada para las artes escénicas nacionales.

Las cortinas del Arlequín Teatro se cerraron definitivamente para su creador, quien transformó un sueño juvenil en la catedral teatral más importante del país. Ardissone Nunes, nacido el 3 de noviembre de 1940 en Asunción, construyó durante décadas un imperio artístico que trascendió las fronteras paraguayas. Su hijo Pablo confirmó que las complicaciones surgieron después de una cirugía inicialmente exitosa, marcando el desenlace de una batalla médica que movilizó a toda la comunidad teatral.

Los restos del maestro serán velados desde las 22:30 horas en el Parque Serenidad, ubicado sobre la avenida España de Asunción, donde colegas, discípulos y admiradores podrán rendir su último homenaje. El velatorio se convertirá en una ceremonia de despedida digna de quien dedicó su existencia al arte dramático. La noticia de su partida resonó como un eco melancólico en cada rincón del ambiente cultural paraguayo.

Su primer encuentro con el teatro ocurrió durante la infancia, cuando acompañaba a sus padres a presenciar las compañías de zarzuela españolas que visitaban Asunción. Aquellas primeras impresiones germinaron en su alma una pasión que definiría su destino artístico. Yo no entendía mucho, pero me gustaba”, confesó en una de sus últimas entrevistas, revelando el momento fundacional de su vocación teatral.

La versatilidad artística de Ardissone se manifestó en múltiples facetas: actor, director, escenógrafo, vestuarista, autor y arquitecto. Durante casi tres décadas equilibró magistralmente la arquitectura con el teatro, hasta que en 1982 tomó la decisión definitiva de consagrarse completamente a las tablas. Como con la arquitectura y vivo con el teatro, solía decir en aquella época, describiendo la dualidad que marcó sus años de formación profesional.

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Entre sus interpretaciones más memorables brillaron Alejandro Guanes en Caserón de añejos tiempos, unipersonal de su autoría, y Willy Loman en La muerte de un viajante. Cada personaje que encarnó llevaba impreso el sello de su comunión espiritual con los roles elegidos. Su filosofía interpretativa se basaba en la identificación profunda con cada carácter, transformando cada actuación en una experiencia catártica tanto para él como para el público.

El Arlequín Teatro se convirtió en su templo artístico y en el corazón palpitante de la cultura paraguaya. Desde su escenario íntimo, Ardissone cultivó una relación especial con el público, donde las emociones se transmitían como corrientes eléctricas entre actor y espectador. Hay momentos en algunas obras donde ves las primeras butacas y de repente ves lágrimas, y te contagia esa emoción, recordaba con nostalgia.

Su legado trasciende los aplausos y reconocimientos recibidos durante su extensa trayectoria. En sus últimas reflexiones sobre la muerte, Ardissone expresó el deseo de ser recordado como un ser humano que hizo lo que era su vocación con entrega total. Su partida deja un vacío irreemplazable en el panorama cultural paraguayo, pero su obra permanece como testimonio imperecedero de una vida dedicada al arte con devoción absoluta.

Fuente: Última Hora