La empresa Ocho A, propiedad de la familia del senador Luis Pettengill, podría seguir siendo una beneficiaria indirecta tras la decisión del Gobierno de cancelar la adjudicación a la firma EISA para la construcción de la alcoholera de Troche y volver a licitar la obra. Ocho A ya había participado en el proyecto al haber sido subcontratada por EISA.
Según se anticipa en el sector, existe la posibilidad de que esta situación se replique con la nueva contratista que gane la licitación, lo que garantizaría la continuidad de Ocho A en el emprendimiento azucarero. El acuerdo alcanzado esta semana entre los cañicultores y el Ejecutivo permitió levantar los cortes de ruta y mantuvo como punto central la anulación del contrato con EISA.
La decisión, si bien responde a la presión del sector cañero, abre un nuevo escenario para las empresas que ya estaban vinculadas a la obra. La ventaja de Ocho A radica en su conocimiento técnico y la experiencia previa en el terreno que ya ha desarrollado durante la primera fase del proyecto.
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La posición privilegiada de la firma se ve reforzada por la coyuntura política de su dueño, Luis Pettengill. El senador forma parte del bloque de la disidencia y se encuentra bajo la órbita del exvicepresidente Hugo Velázquez, pero mantiene una postura no crítica hacia la administración de Santiago Peña.
Esta neutralidad le sirve para evitar costos políticos que actualmente pagan los disidentes, consciente de que el cartismo cuenta con más fortaleza, sobre todo después del levantamiento de las sanciones financieras a Horacio Cartes. Pettengill fortaleció su diálogo con el Gobierno y mantuvo reuniones en Mburuvicha Roga con autoridades.
Según dijo un dirigente de la ANR, hoy en día no cotiza tanto ser anticartista. Con el levantamiento de las medidas de la OFAC, Marito está muy debilitado y por eso figuras como Velázquez y Pettengill se distancian de una postura antagónica con Cartes, explicó sobre los movimientos políticos actuales.
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EISA, la contratista original, enfrentó sanciones y cuestionamientos durante el proceso de construcción del tren de molienda de Troche, lo que finalmente apuró la decisión del Gobierno de rescindir el contrato. Los problemas en la ejecución de la obra principal generaron retrasos y conflictos con los cañicultores que culminaron en las protestas.
La empresa Ocho A cuenta con un historial de participación en obras públicas durante los últimos gobiernos. La firma tuvo a su cargo varias contrataciones en la administración de Mario Abdo y mantuvo su actividad bajo el gobierno de Peña. Mientras el Gobierno se prepara para relanzar la licitación, todos los indicios sugieren que la empresa del senador Pettengill está bien posicionada para asegurarse una porción considerable de los trabajos.
Fuente: LPO
